Joseba ITURRIA
TOUR 2017

La llegada más apretada

Los jueces dieron la tercera victoria a Marcel Kittel en un sprint en el que Boasson Hagen pareció pisar a su altura la línea de meta.

Marcel Kittel (Quick Step) fue declarado ganador con polémica de la séptima etapa del Tour disputada ayer entre Troyes y Nuits-Saint-Georges porque ni la photo-finish fue capaz de aclarar para el gran público que había entrado por delante de Edvald Boasson Hagen en un apretadísimo sprint. Los organizadores recurrieron a la tecnología para dilucidar el triunfo y trasmitieron que la victoria se produjo por 0,0003 segundos.

En ausencia de Cavendish en el Dimension Data, el campeón sudafricano Janse Van Rensburg lanzó la llegada de Edvald Boasson Hagen de una manera magistral al conseguir que el pelotón entrara en fila de a uno a los últimos metros. Kittel no estuvo lo poderoso de las dos etapas anteriores que ganó y justo pudo alcanzar al noruego sobre la línea de meta. Ninguno de los dos celebró la victoria dada la igualdad máxima y solo cuando los organizadores dieron el nombre del alemán comenzó a celebrar su victoria sin que la photo-finish esta vez sirviera para disipar las dudas de los aficionados, que reclamaron en las redes sociales que se concediera la victoria a los dos corredores, algo que nunca había ocurrido en la historia del Tour.

Iguala a Zabel

De esta manera Kittel suma su tercera victoria en los tres sprints que ha disputado y alcanza las doce en el Tour, la misma cifra que alcanzó el mejor sprinter alemán de la década de los noventa, Erik Zabel, que justo ayer cumplía 47 años. Además para celebrarlo Kittel arrebató a Démare el maillot verde que su compatriota llegó a vestir en seis ocasiones en París desde 1996 hasta 2001, el récord que este año no ha podido igualar Peter Sagan.

Toda la emoción de la etapa se redujo a los últimos kilómetros como ha sido norma en las siete primeras etapas, en las que no ha habido ninguna opción de victoria para las escapadas.

La fuga de ayer la protagonizaron de salida Manuele Mori (UAE), Dylan van Baarle (Cannondale), Yohann Gène (Direct Energie) y Maxime Bouet (Fortuneo) y los equipos de los sprinters los tuvieron controlados para poder atraparlos cuando se entraba en los seis últimos kilómetros tras 207 de escapada. Tras anularse la fuga Orica tomó la cabeza del pelotón con la intención de sorprender a los favoritos con algún abanico, pero no hubo margen para romper el grupo y el Quick Step se bastó para devolver al orden en el gran grupo, aunque eso le supuso dejar a Kittel con un solo corredor en cabeza del pelotón.

El alemán llegó mejor colocado que en sus dos primeras victorias en cabeza del pelotón, pero Janse Van Rensburg realizó un trabajo sensacional para Edvald Boasson Hagen, que fue la sorpresa de la llegada al quedarse a casi nada, 0,0003 segundos, de la que hubiera sido su tercera victoria en el Tour tras las dos logradas en 2011.

Por contra los velocistas a los que se esperaba más cerca de Kittel, Greipel y Démare, solo pudieron ser noveno y undécimo a pesar del trabajo realizado por Lotto y FDJ durante la etapa.

Jornadas tranquilas para Sky

Sky no tuvo necesidad de trabajar como ha sido norma a pesar de que lleva el maillot amarillo desde la primera etapa con Geraint Thomas y Chris Froome porque los equipos de los sprinters se ven en la necesidad de asumir la responsabilidad en el pelotón. El amarillo además permite al Sky rodar inmediatamente detrás de los que trabajan en una colocación perfecta.

Si Johan Bruyneel con Lance Armstrong siempre quería dar el maillot de líder a algún otro equipo para ceder esa responsabilidad, en este Tour llevar el amarillo no le ha supuesto ningún desgaste al Sky. Hasta en la etapa de La Planche des Belles Filles fue el BMC el que tiró del grupo y eso va a permitir al Sky llegar más fresco a las jornadas de alta montaña, con un primer anticipo este fin de semana en el Jura antes de los Pirineos.

Agua y un bidón para el tonto del día

El Tour no ha ofrecido mucho de lo que hablar en su primera semana y buena muestra de ello es que al margen del sprint y de la escapada de la jornada, lo más destacable fue la reacción de Jonathan Castroviejo al pasar al lado de un tonto que se pasaría sus horas al borde de la carretera para esperar la llegada del pelotón y cuando vio llegar a los corredores se bajó los pantalones y les mostró el trasero.

Jonathan Castroviejo, que rodaba en cabeza del pelotón, cogió el bidón, se lo llevó a la boca para conseguir que pudiera salir la mayor cantidad de agua y lo apretó para mojar al tonto del día. No fue el único corredor que quiso mostrar su desacuerdo con esa falta de respeto al pelotón y otro participante que no se pudo determinar por la televisión le lanzó un bidón.

Que no haya nada interesante para hablar del desarrollo de las etapas es la tónica de una primera semana en la que, por no haber, no ha habido en las etapas en línea ni caídas ni la tensión que solía caracterizar el comienzo del Tour. Salvo las que se registraron en la crono del primer día por la lluvia en un trazado urbano peligroso, que provocaron las bajas de Ion Izagirre, Valverde y Durbridge, y la de Cavendish que motivó su retirada y la expulsión de Peter Sagan, apenas se han registrado caídas de consideración y eso permite a todos los favoritos que acabaron la crono llegar en perfectas condiciones a la montaña. J.I.