Aritz Intxusta
IKUSMIRA

«¿Hemos llegado ya? ¿Hemos llegado ya?»

Estamos en Nafarroa a punto de iniciar un año crucial si es que de verdad se quieren cambiar las cosas. Vienen temas espinosos, de esos en los que uno se deja pelos en la gatera, y otros que pueden –o no– transformar el herrialde para muchos años. Aunque, a estas alturas, ya todos nos hemos dado cuenta de que, al final de la legislatura, esto no va a ser la Utopía, porque la realidad resulta terca, las utopías de cada uno son bien distintas y la abolición de la propiedad privada a día de hoy está muy difícil de conseguir.

En estos dos primeros años, he visto a muchos encastillarse en preceptos maximalistas (unas veces soviéticos y otras comeflores) y criticar al cambio por no haber llegado hasta donde ellos querían. No digo que en muchos casos no tengan razón, pues el cambio no es perfecto ni de lejos y fallos ha habido gordos. Tampoco digo que sea inútil presionar. Hecha esta apreciación, noto que gente se ha descolgado para destacarse como ideológicamente más «puro» que el resto. Son estos los que, con sus poses altaneras, me recuerdan niños en un viaje largo de coche: «¿Hemos llegado ya? ¿Hemos llegado ya?» Obviamente, las fuerzas que trajeron el cambio están aún conduciendo. Y si tanto importa llegar a buen puerto, probablemente toque dejar de comportarse como niños, bajarse del coche y ponerse a empujar. Porque el trayecto que arranca en septiembre va a resultar clave y sería una pena perder la oportunidad. Con todas sus miserias y limitaciones, Nafarroa vive tiempos fascinantes e históricos en los que uno puede tomar parte o quejarse el resto de su vida.