Si hubo un piloto que pudo despejarse en el “Spa” del GP de Bélgica tras el ajetreo y la tensión de todo el fin de semana de competición, ese no es otro que Lewis Hamilton (Mercedes). El británico se había hecho con su 68ª pole el sábado, igualando la marca histórica de Michael Schumacher, y ayer redondeó el gran trabajo con su quinto triunfo del año –el 50º desde que pilota en F1– en el circuito belga de Spa-Francorchamps. Cruzó la meta por delante del alemán Sebastian Vettel (Ferrari), por lo que se reduce a siete puntos la ventaja que existe entre ambos pilotos por el Mundial de Fórmula Uno.

Hamilton no dudó el señalar que «ha sido un gran fin de semana para el equipo y para mí». «Hace 21 años estuve por primera vez aquí, entre el público, con mi padre, cuando no éramos nadie y mi sueño era el de llegar aquí», indicó el espectacular y excéntrico campeón inglés. «Así que a todos los que tenéis este sueño, creed en vosotros mismos y nunca lo abandonéis», le dijo al público desde el podio.

Si tuvo un pero, ese fue que el safety car hiciese acto de presencia en pista durante la prueba, lo que ralentizó la carrera e hizo que los coches se agruparan. Es más, en la reanudación Vettel se puso muy cerca de Hamilton y a punto estuvo de pasarle en Eau Rouge. El inglés controló la carrera a la perfección. Ni las últimas vueltas, en las que Vettel podría partir con ventaja de neumáticos por el ultrablando contra el blando, estando pegado a Hamilton por un toque entre Pérez y Ocon, vieron estresarse al tricampeón. Hamilton mantuvo la distancia, sacó la veteranía y el ADN de ganador y contuvo el ímpetu de Sebastian Vettel para hacerse con la victoria en Spa. Tercero fue Daniel Ricciardo y Fernando Alonso volvió a abandonar.