Raimundo Fitero
DE REOJO

Mañana

En casi todos los órdenes de la vida para una amplia mayoría, mañana, lunes día 4 de setiembre, empieza todo. O se reinicia la rutina. Son los medios de comunicación los que nos van a marcar el paso. Vuelven la mayoría de los titulares de los programas y los informativos, se acabaron las experimentaciones veraniegas, se notan cambios, se anuncian incorporaciones, en una agenda apretada de presentaciones que no ocultan su vocación de acciones de propaganda y publicidad para que todo vuelva a su normalidad, es decir a su estado de impaciencia y angustia habitual.

La ciudadanía se va diluyendo en su estar que se convierte en ser masa turística, número estadístico para el consumo o dato de audiencia televisiva. No se vislumbra periodo electoral próximo, impera la calma chicha, lo que importa es mantener el espíritu de unidad española a base de mentiras, renuncias y gesticulaciones sobreactuadas. Mañana será otro día de los que se acumulan en la incertidumbre de un devenir que parece perdido en un limbo. Los libros de texto, la cartera nueva, los propósitos de siempre, esa sintomatología de manual de la depresión tras la presión vacacional.

Los resultados de audiencia del mes que terminó no aportan nada nuevo. El descenso en todas las estaciones de TVE, que es una estrategia, más que un incidente, se ha convertido ya en una cláusula de rescisión de toda actividad crítica. No podremos inventarnos un mañana, pero sí cambiar el ayer a nuestra intención. Volveremos a hablar de la calidad de las nuevas series, pero los números nos dicen lo contrario. Hay muchos más tradicionalistas con el mando a distancia que ciudadanos en busca de las posibilidades de una oferta cada vez más diversa. Los cambios en los gustos de consumo televisivo son muy lentos. Y mañana lo comprobaremos de manera fehaciente.