Irati Jiménez
Escritora
JO PUNTUA

Hablar del dolor

Puede que sean las prisas, el ciclo incesante de indignación y queja al que nos llevan las redes sociales. Puede que sea eso, la urgencia de los tiempos, esa presión ambiental que nos lleva a pensar que tenemos que tener respuesta para todo y opinión sobre cualquier cosa. Será eso.

Pero estamos perdiendo el cuidado al hablar del dolor. Creo que es general aunque, como leo más de feminismo lo noto más en ese terreno, donde se han normalizado, por poner un ejemplo, expresiones que cada día me suenan peor como «nos violan» o «nos matan». Entiendo que son expresiones que quieren dar la medida de una violencia endémica pero, tratando de movilizar la rabia, creo que ensordecen el dolor y que nos alejan del sufrimiento real, el de cada muerte, el de cada violación.

Dice Roxanne Gay, escritora y autora de la colección de ensayos “Mala feminista” que le preocupa la distancia intelectual que hemos creado entre la violencia y la imagen de la violencia, y estoy de acuerdo. Gay, que sobrevivió a una violación en grupo cuando apenas era adolescente, dice que «hablamos de la violación, pero no lo hacemos con cuidado».

Hace años hacía boletines radiofónicos y me avisaron de la muerte de un niño por atropello cerca de la emisora. Recibí el aviso minutos antes de entrar en directo y no supe cómo hacer el parte de tráfico. Soné rara, sorda, artificial. Me bloqueó la posibilidad de que alguien que le conocía se enterara de la noticia por la radio. Es una sensación de la que me acuerdo muchas veces porque aquel día me pesaron las palabras y si tuviera que dar un consejo sobre periodismo sería ese, «siente el peso de las palabras». Ahora que las redes nos han convertido en periodistas tenemos que hablar desde la responsabilidad y la empatía.

Las palabras pueden hacer daño, tenemos que ser impecables, tenemos que tener cuidado.

Detenernos ante el dolor y recordar, como dijo Oscar Wilde, que donde hay sufrimiento hay un suelo sagrado.