ETA aboga por un proceso como pueblo, pero se echa a un lado y descarta tutelarlo
Con Catalunya como telón de fondo, ETA aboga por emprender en Euskal Herria un proceso como pueblo que tenga por objeto hacer efectivo el derecho a decidir aunque, precisa, descarta ejercer cualquier tipo de tutela sobre el mismo, pues es «plenamente consciente» de que en el próximo ciclo político no tendrá un papel principal. ETAren Agiria Gudari Egunean [PDF]
Un homenaje a los compañeros y compañeras caídos durante estas décadas, una dura denuncia del Estado español, al que califica de «cárcel de los pueblos», y una apuesta por abrir en Euskal Herria un proceso propio son los elementos que recoge el tradicional comunicado con motivo del Gudari Eguna de ETA, en el que las referencias a la situación creada por el proceso catalán son constantes.
Tras ensalzar «el trabajo y la lucha» de sus militantes fallecidos, «desde Txabi Etxebarrieta a Kepa del Hoyo», ETA señala que el Gudari Eguna de este año se presenta en un contexto político importante, marcado por los acontecimientos de Catalunya y que permite, según la organización ya desarmada, realizar desde la perspectiva vasca un análisis histórico y también mirar hacia delante.
ETA recuerda cómo denunció en su día la reforma tras la muerte de Franco. «Mantuvimos la lucha armada para que aquella mezquina operación para asimilar a nuestro pueblo no se asentara», indica la organización clandestina, para añadir que «aquellos que colaboraron con esa operación nos quisieron hacer creer que mediante el Estado de las Autonomías el pueblo vasco podría recuperar sus derechos. Nos dijeron que el Estado español se democratizaría. El tiempo ha demostrado a las claras la realidad», sentencia.
Para ETA, tras cuatro décadas, el «verdadero rostro del régimen del 78» aparece con claridad, con sus «auténticos fundamentos: imposición, dependencia y opresión». Recuerda así los acontecimientos registrados en Catalunya, donde «han utilizado la fuerza armada para impedir la voluntad popular, han actuado contra representantes de la ciudadanía y han desmantelado los restos de la autonomía».
«El Estado español es una cárcel para los pueblos, y así se muestra al negar la identidad nacional de los Países Catalanes. El Estado español se ha convertido también en una cárcel para la democracia, pues ha pisoteado los derechos de los catalanes. Los derechos civiles y políticos están de nuevo en cuestión. Y para conculcarlos no han necesitado utilizar el pretexto de la lucha armada. Se ha demostrado que aquella cantinela de que ‘sin violencia todo es posible’ era totalmente falsa».
ETA entiende que el Estado quiere esconder su grave crisis utilizando la violencia. «Tiene un problema de carácter estructural, pues al último crack económico se han sumado las crisis política, institucional, social y territorial», afirma, para concluir que «las grietas del régimen del 78 resultan evidentes»
Recuerda que, con motivo de las protestas habidas hace algunos años en el Estado español y, después, en el contexto de las elecciones generales, «parecía que había prendido el deseo de poner en jaque al régimen», pero, finalmente, «por desgracia, no fue así, y de nuevo la democratización del Estado ha sido imposible. A día de hoy, el proceso catalán es la realidad principal que puede quebrar ese régimen».
Por consiguiente, apunta ETA, «el procés constituye un proceso en favor de la democracia, puesto que, al no haberles permitido una vía democrática para aspirar a la independencia, al final, han tenido que emprender un camino independentista para acceder a la democracia».
Para la organización vasca, todas estas circunstancias dejan lecciones para Euskal Herria, más aún «en estos momentos en los que el Estado español desprende un hedor insoportable, en los que la brecha entre Euskal Herria y España es más grande que nunca».
En este punto, lanza críticas al PNV y al lehendakari Urkullu, por sostener al Gobierno del PP y, en el caso de Urkullu, por haber puesto en cuestión el referéndum convocado por las instituciones catalanas. Con una referencia más genérica, censura los intentos y esfuerzos de aquellos que quieren impedir que el debate político se abra también en Euskal Herria y que se ponga en marcha un proceso propio.
En todo caso, valora que la necesidad de cambio resulta evidente, «por lo que todos aquellos que realmente crean en ello no pueden tener la mínima excusa para ponerse en marcha, para hacer su aportación a un proceso como pueblo».
Un proceso que, a juicio de ETA, se dibuja ya con ciertas características. Por una parte, señala que «el pueblo y la ciudadanía deben ser los protagonistas, con la acumulación de fuerzas y la activación popular como ingredientes fundamentales. En esta fase histórica –ahonda–, para favorecer su decantación independentista, el proceso debe emprenderse solo desde medios civiles y democráticos». Como segunda característica, ETA indica que este proceso «más allá de lograr el reconocimiento del derecho a decidir, debe tener como objetivo ejercerlo».
Tras estas consideraciones, insiste en la idea de que no pretende ejercer tutela alguna: «Este es el análisis de ETA, análisis que bajo ningún concepto realiza con la intención de dirigir, garantizar o juzgar ese proceso como pueblo tan necesario, pues ETA es perfectamente consciente de que en el ciclo político que viene nuestra organización no será un agente principal». Termina haciendo un llamamiento a los «independentistas de izquierda» para que se comprometan en este reto.