ANAITASUNA 40

PLZEN 26

Los catorce goles de ventaja y la diferencia de nivel mostrada sobre la pista hacen pensar que Anaitasuna está virtualmente clasificado para la tercera ronda de la Copa EHF. Aunque nunca se debe menospreciar al rival, tendría que pasar una auténtica hecatombe en tierras checas para que la escuadra navarra no estuviese en el próximo bombo.

Cierto es que el Plzen dejó buenas sensaciones en los primeros compases del cho- que –demostró ser un equipo dinámico, como había avisado Juanto Apezetxea–, pero ello quedó en un espejismo a raíz de que los anfitriones le tomasen rápido la medida a su ataque.

La igualdad apenas duró diez minutos y, a partir de ahí, Anaitasuna se fue despegando poco a poco, sin grandes tirones, pero sí a un ritmo constante que permitía ir abriendo una brecha cada vez mayor. Para el primer cuarto de hora, la distancia ya se amplió hasta los cinco goles, hueco que se mantendría con el pitido del descanso.

Lejos de aflojar la marcha, los anfitriones aceleraron en la segunda parte, sabedores de que podían dejar más que resuelta la eliminatoria en La Catedral. Nantes se salió en ataque –siete goles en ese periodo– y la defensa, portería incluida, apretó ante un adversario que comenzó a notar el cansancio. Sin caer en la euforia, esto está encarrilado.