Iraia Oiarzabal
Periodista
IKUSMIRA

El nudo de la corbata

En este trajín de comparecencias oficiales y actos solemnes no he podido evitar fijarme en la estética que rodea cada acontecimiento. Seriedad, sobriedad y elegancia tanto en el porte como en los gestos son cualidades que ciertamente terminan calando. Y es que, a menudo, la miga está en los detalles.

Tras el discurso cargado de amenaza pronunciado por Felipe de Borbón contra Catalunya leía a Patrycia Centeno, periodista especializada en moda y estética política, un análisis en el que destacaba el nerviosismo que transmitía el monarca en su comunicación no verbal. Y terminaba con una concesión, el nudo de la corbata era perfecto. «Atado y bien atado», expresaba seguramente no por casualidad. Ya lo dijo Franco hace casi 50 años.

Estos días me ha venido a la cabeza el comentario de Centeno sobre la importancia de la imagen en política. Aunque pasó como anécdota, la pasada semana varios medios hablaban sobre la sugerencia de un ciudadano al lehendakari, Iñigo Urkullu, sobre el nudo de su corbata. Le invitaba a cambiar el estilo «Windsor» por otro más moderno. Esto me hizo recordar las referencias, la mayoría en tono burlesco, a Arnaldo Otegi cuando durante una gira por Europa tras recuperar su libertad se puso una corbata para acudir a Westminster.

La corbata es un accesorio que se liga a la derecha y por tanto impropia de la izquierda. El debate sobre política y estética necesita a buen seguro un espacio más extenso que esta columna. Como apunte tras el episodio de la corbata, y sin ánimo de frivolizar, tan importante como lo que decimos es cómo lo decimos. No es llevar o no llevar corbata, sino que esté perfectamente anudada.