La cuarta entrega viene a ser una precuela
D e entre todas las franquicias terroríficas promovidas por el astuto productor Jason Blum, “Insidious” ha servido de modelo a seguir, tanto en su vertiente creativa como en su rentabilidad económica. Las dos primeras entregas fueron dirigidas por James Wan, que para la tercera prefirió cederle el relevo al guionista Leigh Whanell, con el que ya había colaborado en la saga “Saw”. Este último continúa ejerciendo de guionista y de actor, puesto que su personaje del ayudante Spec sigue siendo un fijo, formando pareja una vez más con Angus Sampson en el papel de Tucker. Ni qué decir tiene que ambos siguen a las órdenes de la vidente y parapsicóloga Elise Rainier a la que da vida la veterana actriz Lin Shaye, todo un mito dentro del género del terror. En “La última llave”, que es una continuación de “Insidious: Capítulo 3”, que hace las veces de precuela, se remonta a su pasado de juventud. Al investigar nuevos fenómenos sobrenaturales en una casa de Nuevo México, reconoce que se trata de su viejo hogar familiar, por lo que habrá de enfrentarse a fantasmas y demonios del lado más oscuro de su propia existencia.