Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico

¿Súper o corriente?

Antes de que las máquinas dominaran el mundo, hubo un tiempo en que un empleado de carne y hueso te llenaba, por increíble que hoy pueda parecer, el depósito de gasolina del coche. Y, mientras charlaba amigablemente contigo, te hacía la pregunta del título de esta columna para saber qué tipo de combustible querías cargar, porque entonces solamente había dos para elegir. Está claro que vivíamos en la inocencia, y que nos conformábamos con muy poco. Ahora todo es superlativo, también en las pantallas de los cines, donde los superhéroes arrasan.

Sirva la introducción para hacer ver que los tiempos han cambiado, también para la industria del cine. La gente común quiere soñar con superhéroes cuando paga por ver un espectáculo a gran escala, y no tendría sentido que adquiriese una entrada para ver a tipos comunes como sus vecinos de al lado en un neorrealista blanco y negro.

Sospecho de la gente que critica el sistema desde dentro, y cuando Jodie Foster se queja de las películas de superhéroes afirma que ella no se gastaría 200 millones en dirigir una, salvo que tuviera profundidad sicológica. Estoy con el director James Gunn, que practica el género desde el lado divertido y paródico, porque no se puede buscar trascendencia a lo que no la tiene y es puro entretenimiento de masas. Tampoco congenio yo con quienes se sienten intelectualmente superiores.