Raimundo Fitero
DE REOJO

Más veneno

Depende de la hora y las circunstancias en las que se escribe este testamento, acuden algunos temas de manera recurrente e invisible, e incontrolada. Es decir, si se tiene hambre, lo normal es escribir sobre política o sobre cocina. Y es que en todos los canales hay un rincón para hablar de cocina, para publicitar a cocineros y restaurantes, para crear un tejido mental en donde la comida, el comer, la nutrición, la alimentación adquieren un valor exagerado. O una forma de identificarse.

No todas las ofertas, por muy atractivas que parezcan sobre el papel, han funcionado. Otras, en canales de los que, de momento, no cuenta la cantidad sino la supuesta calidad, se aguantan sin mirar a la mañana los medidores de audiencia. En La 2 hay varios programas que tienen fecha de grabación bastante lejana, nos llevan por recorridos muy especiales por pueblos de Francia, o por restaurantes de Israel, Chequia o Atenas. En ninguno de estos dos hay recetas al uso, pero sí conceptos, cercanías a maneras de afrontar integralmente la necesidad de alimentarse. Cómo se crían las vacas para dar mejor leche y por ende mejor queso. O cómo en Jerusalén los restaurantes de moda tienen una carta sin complejos de definirse como comida árabe.

Pero el programa de esto que tiene un mayor riesgo formal, que busca acercarse a esto desde otro lugar, se emite en #0, lo presenta Chino Darín acompañado por un grupo de jóvenes comunicadoras, nutricionistas o biólogos, y se llama “Dame veneno”. Ahí  intentan desmontarnos algunos de los tópicos, iluminarnos ante el ruido general sobre esto de comer y de los nuevos alimentos o los clásicos y sus valores nutricionales, que al final debe ser el objetivo final. Es divertido, incipiente, no está cerrado su formato, pero interesa justamente por apartarse de  las formas viejunas.