La guerra del fútbol
Que el deporte es política, pese a quien le pese, se demuestra con diferentes gestos que se han sucedido durante esta jornada.
«El fútbol no tiene nada que ver con el juego limpio. Está ligado con el odio, los celos, la jactancia, y el placer sádico de presenciar la violencia: en otras palabras, es como la guerra pero sin disparos». George Orwell
La Premier League, tan respetuosa con su rica y prolífica historia, rindió antes de cada duelo esta jornada un merecido tributo a uno de los dos Three Degres –bautizados así por un trío femenino de voces negras– que quedaban con vida. Que quedaban, porque hace unos días fallecía Cyrille Regis, a los 59 años, a causa de un infarto. Junto a Laurie Cunningham –aquel que fuera delantero del Madrid o Rayo y falleciera en accidente de tráfico– y Brendon Batson formó los Three Degrees, tres jugadores negros que desafiaron el virulento racismo imperante en la década de los setenta en la sociedad y el futbol inglés, cuando se veían obligados a correr desde el autobús hacia el vestuario, cubiertos de escupitajos, insultos y discriminación por motivo del color de su piel. En 1978, su club, el West Brom, los alineó de inicio por primera vez, fue en el mítico Old Trafford, para firmar uno de los partidos más recordados de la Premier. Un 3-5 inolvidable sobre un campo nevado. Fueron los primeros y lo sufrieron en sus propias carnes, pero no sin dejar su huella en un fútbol que les sigue recordando.
Al otro lado del charco oceánico, en Argentina, se disputaba el clásico por excelencia, un Boca-River con tantas intrahistorias. El resultado fue lo de menos en un duelo ¿amistoso? Sesenta y cuatro personas fueron detenidas en el operativo policial. Entre los apresados, 21 hinchas de los ‘gallinas’ que portaban medio centenar de cuchillos, 330 botellas de bebidas alcohólicas, cocaína y marihuana. Además, antes de acceder al estadio en Mar del Plata se tomaron las huellas dactilares para saber si la gente tenía orden de captura o antecedentes delictivos. El encuentro se jugó ante seguidores de ambos equipos, a diferencia de la Superliga Argentina, en la que sólo pueden acceder a los estadios los forofos locales.
Tampoco acudieron aficionados visitantes a De Klassieker entre Ajax y Feyenoord, victoria local, y detrás de ello una trágica razón. Hay que remontarse a la temporada 1996-97. Ambos jugaban ese día en campos diferentes, como visitante y local, pero separados por apenas doscientos metros. Excusa para que sus más radicales se citaran en un pueblo cercano de nombre Bewerbijk, cincuenta contra cincuenta, en un descampado junto a la autopista. El resultado de la batalla campal en la que al final llegaron a participar unos tres centenares de hooligans fue la muerte de un conocido veterano seguidor ajacied, Carlo Picornie, casado y padre de dos hijos. Hubo encarcelados pero hoy el odio entre ambas aficiones sigue latente, tanto que la medida de prohibir durante cinco años a las hinchadas acudir al estadio rival se ha perpetuado.
Una Eredivisie en la que no solo hay que apuntar figuras aún en ciernes como la de Kik Pierie, central del Heerenven, y que con 14 años jugó la final de la Copa juvenil, con 16 debutó en la máxima categoría y con 17 es titular indiscutible en su club, sino también de veteranos del fútbol como Robin var Persie, que a sus 34 años ha regresado a su casa, el Feyenoord, 14 años después de abandonar Rotterdam destino al Arsenal. Este fin de semana vio la derrota de su nuevo equipo ante el máximo rival, con gol de otro nombre con mayúsculas que también regresó, Jan-Klass Huntelaar.
Robinho y Arda, a Turquía
Porque es tiempo de fichajes, algunas verdaderas peritas en dulce y a coste cero. La más notoria, la de quien a partir de julio pasará a defender los colores de un Bayern de Munich que en su día ya dejó ir a Kroos, que dudó de la contratación de De Bruyne, o no apostó por Leroy Sané ni Gündogan. Esta vez ha hecho los deberes y captado al talentoso Leon Goretzka, 22 añitosos, mediocampista ofensivo del Schalke y cuya afición exponía esta jornada a través de una gran pancarta su parecer con la marcha de su todavía jugador: “‘Ni el dinero ni los títulos son más valiosos que nuestro club, el que no lo entienda puede irse a la mierda’’. Desde 2010, del club minero se han marchado futbolistas de la talla de Neuer (30 millones), Draxler (43), Leroy Sané (50), Kolasinac (libre) y, el último, Leon Goretzka (libre).
También está habiendo lo que muchos llamarían fichajes random, y aquí cómo no detenerse en la llegada al Sivasspor turco, octavo en su competición, del brasileño Robinho, el que fuera delantero del Madrid o el City, a sus 33 años, y procedente del Atlético Mineiro. O de otro exmerengue como Lass Diarrá, al PSG proveniente del Al-Jazira, y fichaje que no sorprendería resultara para Unai Emery como el de Paulinho para Valverde. O el ‘Apache’ Carlos Tévez, que tras hacerse de oro en el fútbol chino –1,96 millones de libras por partido disputado y 8,45 millones de libras por gol marcado– ha vuelto a su Boca Juniors. Incluso el de Arda Turan, del Barcelona al Basaksehir, líder de la Super Liga turca, y en el que se ha estrenado con gol y saludo militar para apoyar a las tropas de Erdogan –impulsor en su día del club cuando era alcalde de Estambul– que están atacando a los kurdos en Siria. «A nuestro glorioso ejército que avanza hacia Afrin», publicó en su cuenta de Instagram el ya exculé.
En el fútbol turco, colectivos concretos tanto de hinchadas de Besiktas como Fenerbahçe o Galatasaray han venido mostrando desde hace tiempo su oposición a la dictadura de Erdogan, aunque estos días, por ejemplo, la directiva del ‘Galata’ ha expresado su apoyo público a la operación militar contra los kurdos. El fútbol es política, por mucho que algunos insistan en lo contrario. Aficionados del Bayern de Munich desplegaron ante el Werder Bremen una gran pancarta en la que criticaban los negocios de los clubes con Qatar, mientras el grupo más virulento del Estrella Roja serbio de baloncesto ha anunciado estos días su boicot a los partidos de su equipo tras el fichaje del bosnio-herzegovino Allen Omic.
Y todo mientras un informe de la UEFA revela que en las 15 principales ligas europeas ha habido 40 clubes adquiridos por inversores extranjeros desde 2010, con China como la más activa en las últimas dos temporadas. Desde 2016, más del 70% de todas las adquisiciones extranjeras en dichas competiciones han involucrado a inversores chinos, que se han hecho con clubes de la Premier y Championship inglesas, Serie A, Ligue 1, Liga española y Eredivisie.
Así que a base de dinero contante y sonante se cruzan fichajes como el de Alexis Sánchez al United, pasando a ser uno de los mejores pagados en Inglaterra, o la renovación de De Bruyne en el City con un salario que sube a 360.000 euros brutos por semana; el fichajazo de Aymeric Laporte por Guardiola convirtiéndole en el segundo defensa más caro de la historia, o el a punto de caer de Aubameyang al Arsenal a cambio, dicen, de 50 millones y el galo Olivier Giroud para el Dortmund. En fin. Menos mal que siempre nos quedarán gestos como el de Ezequiel Barco, el chico de 18 años que le dio la Sudamericana a Independiente y se va a jugar a la MLS, pero antes donará 800.000 dólares para la construcción de dos canchas sintéticas. Agradecido.