No en vano la movilización de Iruñea concluía delante de la Delegación del Gobierno español, en la plaza de Merindades. La cita era a las seis de la tarde en la Plaza del Castillo. Para esa hora, eran miles las personas que se habían congregado en torno al kiosco y en las calles adyacentes.

Inusualmente, la movilización comenzó con la lectura del manifiesto por parte de los portavoces de Mayores Frente a la Crisis y la Coordinadora Navarra por la Defensa del Sistema Público de Pensiones.

«Estamos ganando ya el reto de la dignidad. La gente jubilada hoy estamos demostrando que no somos ese grupo humano silencioso y sumiso al que se puede adormilar con políticas paternalistas, engañar con falsas promesas y burlarse con vergonzosas políticas como la miserable subida del 0,25», destacaron.

Subrayaron que los congregados ayer en Iruñea eran «de todos los colores y matices» y valoraron que «estamos demostrando nuestra capacidad de superar todos los obstáculos y diferencias para unir nuestra voz y nuestro esfuerzo, siendo fieles a las mejores experiencias que nos hicieron tan fuertes en las más duras luchas que protagonizamos contra el franquismo y en los centros de trabajo».

Junto ello, destacaron que «la sostenibilidad de las pensiones es un problema político, no económico, concretamente de distribución de la riqueza», recordaron que es un derecho de los ciudadanos reconocido en la Constitución española y rechazaron la precariedad y sueldos basura de la juventud.

Tras el acto político, comenzó la manifestación, que recorrió la avenida de Carlos III. Participaron miles de personas. Mientras la cabecera estaba parada frente a la Delegación del Gobierno, la cola no había pasado de la sede del Gobierno navarro. Y eso que muchos habían optado ya por abandonar la movilización por calles adyacentes. Según los organizadores eran 20.000. Según la Policía Municipal, 15.000.

En el recorrido, los integrantes de Sasoia contaban con un megáfono propio con el que coreaban consignas como «Fuera ladrones de las instituciones». Un poco más adelante, una pancarta recordaba que el gasto multimillonario del TAV supone recortes sociales.

La manifestación avanzó sin problemas por la zona peatonal de Carlos III hasta la llegada a Merindades. La Policía Foral trató de impedir que los manifestantes cortaran el tráfico y llegó a organizar un pequeño cordón. En vano. Los jubilados siguieron adelante al grito de «Ni un paso atrás» y se dirigieron a la fuente del centro de la rotonda. Allí, estuvieron gritando «Nuestro dinero salva a los banqueros» y «Manos arriba, esto es un atraco». Lo tenían claro.