Raimundo Fitero
DE REOJO

Chucrut

El deterioro de la españolidad de birrete, pandereta y corona de papel empieza a ser digno de estudio. La propaganda de la banda de M. Rajoy y todos sus cómplices explícitos empieza a ser patética. Las muestras de insuficiencia democrática se agravan. En Sevilla beberán mucho rebujido, pero no sacan nada en claro ni remontan en imagen, si no todo lo contrario: se ve a las claras que no saben gobernar, que no saben perder, que todo es mentira, desde los títulos hasta los considerandos de sus jueces. La justicia española se escribe ya en letra pequeña en Europa. Lo sucedido en Alemania los ha dejado tocados. Y con un detalle: la ministra de Justicia de Merkel avala a la decisión de un tribunal que ha decidido lo de Puigdemont. Como debe ser en democracia.

Visto todo por la televisión no deja de ser un retablo con una parte nublada y otra quemada. No es necesario ser un especialista en nada para darse cuenta de la crispación que ha llegado al Gobierno español, las reacciones virulentas de sus medios de comunicación serviles y subcontratos, la insistencia en el ridículo, porque dicen que el juez ultra, Llarena, va a llevar al Tribunal de UE, a los jueces alemanes. E insisten en que, si llega Puigdemont, le van a enjuiciar por lo que en Europa les dicen que no existió. Es una situación desoladora. La locura de estos bravucones intolerantes y antidemocráticos se sustancia en Federico Jiménez Losantos, un fascista confeso, un violento con bula, que pidió bombas para Alemania. Y no ha intervenido la Fiscalía, es decir, que debe estar de acuerdo con la sugerencia. Vergüenza.

Y por medio la periodista Leticia en actitud de conversa furibunda y el bancario Rivera, a sus negocios. Porque Cifuentes es un espectro, una versión revisada de Esperanza Aguirre. En Catalunya triunfan las salchichas con chucrut.