Según Front Line Defenders, en 2017 fueron asesinadas 312 personas defensoras de derechos humanos en 27 países, el 67% de ellas luchaban por la tierra, el medio ambiente y los derechos de pueblos indígenas en contextos y territorios destinados a megaproyectos expansivos de agroindustria y extracción minero-energética, principalmente.

Las defensoras en el mundo están enfrentando una oleada de agresiones y asesinatos sin precedentes, en medio de retóricas difamatorias, estigmatizaciones y un uso generalizado de la vigilancia y la criminalización.

No bastan las copiosas recomendaciones que desde hace 20 años realiza la ONU para este sector si desde actores estatales, no estatales y corporativos se despliegan campañas de desprestigio, amenazas, ataques y montajes judiciales contra las defensoras y defensores.

La violencia, la impunidad, la desigualdad y la discriminación se están convirtiendo en situaciones cotidianas en el mundo, por esto se requiere de más voluntades para que prevalezcan la democracia, la igualdad y la justicia, con acciones que impliquen a nuestros sistemas políticos, sociales, económicos y culturales para dichos propósitos y con la participación de la sociedad denunciando los abusos, no apoyando empresas que violan los derechos humanos y exigiendo a sus gobiernos garantizar la defensa de derechos.

Defender a quienes nos defienden es una cuestión de justicia social y de responsabilidad colectiva. Pongámonos del lado de las personas defensoras para detener a los opresores, ¡Alerta defensoras!