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El ministro chino de Exteriores acerca Pekín a Pyongyang

El más alto responsable chino que ha visitado Corea del Norte desde hace al menos una década, su ministro de Exteriores Wang Yi, llegó ayer a Pyongyang, unos días después de la cumbre intercoreana y antes de la reunión entre Kim Jong-un y Donald Trump. Pekín se acerca de nuevo a Pyongyang tras un enfriamiento de sus relaciones, y busca su papel en el nuevo escenario en un momento de intensos movimientos diplomáticos.

El ministro chino de Relaciones Exteriores llegó a Pyongyang ayer, convirtiéndose en el responsable chino de más alto nivel que visita Corea del Norte en años en un momento en que Pekín intenta mejorar sus relaciones con el país vecino y busca un hueco en los movimientos diplomáticos en torno a la península coreana.

La visita de dos días del canciller Wang Yi tiene lugar tras la histórica cumbre intercoreana y antes del encuentro previsto entre el líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente estadounidense Donald Trump en las próximas semanas.

Los jefe de las diplomacias de ambos países se encontraron el mes pasado en Pekín, días después de que Kim viajase a China en su primer viaje al extranjero desde que llegó al poder en 201. Wang es el primer ministro chino que visita Corea del Norte desde 2007, una ausencia que deja de manifiesto las difíciles relaciones entre estos dos aliados en los últimos años.

Por otro lado, pese al contexto de deshielo diplomático, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, rechazó la idea de que se marchen las decenas de miles de soldados estadounidense presentes en Corea del Sur en caso de un tratado de paz con Corea del Norte.

«Las Fuerzas de EEUU en Corea son una cuestión que depende de la alianza entre Corea del Sur y EEUU. No tiene nada que ver con la firma de un tratado de paz», declaró Moon, en referencia al acuerdo que autoriza la presencia de 28.500 militares estadounidenses en el Sur. Moon hizo esta precisión después de que un consejero presidencial hubiese declarado abiertamente que la presencia de tropas estadounidenses sería difícil de justificar en caso de que se firmara un tratado de paz con Pyongyang. La Presidencia surcoreana pidió después a su consejero que «no provoque más confusión».

A la vez, el Gobierno de Seúl confirmaba el despliegue de varios aviones de caza furtivos estadounidenses F-22 Raptor en Corea del Sur para las maniobras aéreas conjuntas que empezarán el 11 de mayo, en las que participarán a un centenar de aviones de ambos países.