No conozco el nombre de vuestro pequeño, aunque se que cuando aún no alcanza un año ya ha recorrido miles de kilómetros en un viaje que nadie querría hacer. Vuestra historia, Txell, ha llegado a muchas personas tras el encarcelamiento de tu compañero, Jordi Cuixart, y otros nueve presos políticos catalanes. Lo hemos conocido en muchas ocasiones de tu propia mano, a través de tu incansable labor para denunciar la injusta situación que sufrís.

La sufren quienes han sido encarcelados por la justicia española por impulsar el proceso independentista en Catalunya y hacer posible el referéndum del 1-O, acusados de una violencia que nunca existió. Y la sufrís sus familiares, a quienes os han condenado a la cruel política carcelaria impuesta por el Estado español. Con vuestros seres queridos alejados a cientos de kilómetros. Todo ello fruto de una decisión política que nada tiene que ver con la justicia y los derechos humanos.

Tristemente, esta situación nos es bien conocida en Euskal Herria. Cada semana, cientos de familiares se enfrentan a la retorcida rutina de preparar sus maletas y viajar a lo largo de cientos de kilómetros para ver por unos minutos a su ser querido. Niños y niñas que han crecido dentro de esta ruleta, que no conocen una infancia sin lo que implica la cárcel. Son los «niños y niñas de la mochila».

Veo con alegría que tu empeño en dar a conocer la vulneración de derechos que sufrís ha logrado que muchas voces se sumen a tu denuncia y espero que juntas logremos hacer el viaje desde la injusticia española a un futuro libre.