Florentino
En medio de la incertidumbre cuando el PNV hacía un ejercicio de camuflaje glorioso, los que tenemos el vicio confesado de ver de manera perenne los plenos parlamentarios y, con más motivos, las mociones de censura, va y aparece Florentino Pérez junto a Zinedine Zidane para robar unos minutos de protagonismo, para aliviar a los de la banda en su agonía. Y anuncia una dimisión. Se va el entrenador por voluntad propia. ¿Un ejemplo? ¿Una llamada para que lo imite M. Rajoy? Informativamente es una cuña balsámica políticamente, pero demoledora para el madridismo triunfante, tantas veces aprovechado por la derecha españolista. Esperaremos noticias en este sentido. Se rumorea que si M. Rajoy dimite o es descabalgado por la moción, puede ser el sustituto de Zidane. En el Athletic también buscan entrenador. Quizás la reunión del PNV era para elegirlo dentro de sus filas.
Las expectativas creadas por la moción de censura se han cumplido a medias. Digamos que a la hora que escribo estas líneas, no estaba el interés puesto en el enfrentamiento entre Sánchez y Rajoy, sino en los mensajes al PNV de uno y otro, de la cara del tractorista Aitor Esteban, del humo que sacaban los teléfonos, todos o casi todos cargándose en el escaño porque ha habido consumo extraordinario. Faltan varias intervenciones, insisto una vez más, Rajoy es un buen parlamentario, sobre todo en las réplicas. Su virulencia sonaba ya a ser oposición, no gobierno. Pero no hay nada dicho todavía. Cuando esto sea letra negro sobre blanco, puede estar Rivera en abstinencia.
Fin de ciclo. Reconstruir los destrozos democráticos del PP va a llevar tiempo. Abolir las leyes totalitarias y recalificar los ministerios desmantelados por corrupción es tarea dura. Lo único seguro es que tendremos más TAV, con uno u otro. ¿Lo construye Florentino?