Salvini defiende la expulsión para salvar vidas cuando se ahogan 60 refugiados más
En una jornada en la que el hundimiento de dos embarcaciones dejaron casi 60 fallecidos en las costas de Turquía y Túnez, el ministro italiano de Interior y líder de la xenófoba Lega, Matteo Salvini, defendió la política de expulsión de inmigrantes recogida en el programa de Gobierno y aseguró «salva vidas» al prevenir naufragios.
«Con los inmigrantes no tenemos una línea dura, sino de sentido común. Las expulsiones salvan vidas», aseguró ayer el ultraderechista y xenófobo Matteo Salvini durante un acto electoral en Catania. «Basta de una Sicilia convertida en el campo de refugiados de Europa. No nos quedaremos sin hacer nada mientras siguen los desembarcos. Necesitamos centros para expulsiones», dijo al defender la política de deportación de inmigrantes recogida en el programa del nuevo Gobierno italiano.
En ese sentido, defendió los acuerdos con los países de origen porque, admitió, no se puede enviar a nadie a un país que no esté dispuesto a aceptarlo. También aspira a «evitar las partidas» y prevenir así los naufragios que han convertido «el Mediterráneo en un cementerio».
«La vida es sagrada y para salvarla debemos evitar que las personas salgan en armatostes al mar. Haré todo lo posible por trabajar con esos gobiernos para evitar la partida de los desesperados que creen que hay oro en Italia cuando no hay ni trabajo para los italianos», indicó.
Salvini arremetió contra la UE por la llegada de refugiados «nocivos a Italia». «España y Francia nos dejan la carga a Italia», afirmó, al tiempo que ha recordado el alto coste de proporcionarles asistencia.
El acuerdo de Gobierno entre la Lega y el M5S constata la presencia de unos 500.000 inmigrantes en situación irregular y aboga por impulsar procesos de repatriación a países de origen considerados seguros y a terceros países, lo que desató la inquietud ante posibles deportaciones masivas.
Dos nuevos naufragios
Las palabras de Salvini coincidieron con dos nuevos naufragios en el mar Mediterráneo, frente a las costas de Turquía y de Túnez, que dejaron casi sesenta fallecidos, según el último balance, todavía provisional.
Frente a la tunecina ciudad portuaria de Sfax naufragó una embarcación con 180 personas a bordo. Los equipos de rescate recogieron 47 cadáveres y rescataron a 68 personas. Muchas eran tunecinos que intentaban llegar a Sicilia que buscan un futuro mejor ante la aguda crisis económica que padece su país y que ha puesto en riesgo la única transición democrática que ha sobrevivido a las asfixiadas primaveras árabes.
En el segundo naufragio, a unas tres millas náuticas de la costa de Demre, en la turística provincia turca de Antalya, nueve refugiados –seis de ellos menores– murieron ahogados cuandos se dirigían en una lancha rápida a las islas griegas. Cinco fueron rescatados y uno permanece desaparecido.