Raimundo Fitero
DE REOJO

Deodorato

Me pongo activista y utilizo una palabra italiana, “deodorato”, que se usa en la industria del aceite de oliva y que señala el proceso de refinado que le quita olores al aceite para dejar un producto plano, que posteriormente se mezcla con aceite virgen extra para alargarlo, cometiendo un fraude monumental. Debe ser una práctica más habitual de lo que sería recomendable y que es de difícil detección con las técnicas de inspección actuales. O sea, que nos la cuelan. La estafa es monumental. Desodorizar es un buen negocio. Y una preocupación para algunos, entre los que me cuento. 

Pero bien pensado y mirando la urgencia con la que se han hecho encuestas para decir que el PSOE hoy sería el partido más votado, creo que es la mejor manera de definir al Gobierno de Pedro Sánchez, un gobierno “deodorato”, que no se sabe a qué huele ni a qué sabe, que está mezclando productos de extrema derecha, con socialdemócratas de baja intensidad y unos cuentos elementos neutros que se debe esperar a ver por dónde se decantan por si añaden algo. Lo venden como virgen extra y tengo serias dudas de que llegue a virgen. Quizás se quede en sencillo y equilibrado aceite de oliva, de mil estructuras y refinaciones declaradas o sin declarar. Es el aliño para estas semanas. La muy desleal oposición se dedica a hacer el ridículo. Y eso le da un buqué sobrevenido. Atentos al retrogusto.

Doscientos kilómetros de cadena humana, con vascos y catalanes primordialmente haciendo esa serpiente multicolor que abraza una idea común, la autodeterminación, es un plato que necesita del mejor aceite de oliva virgen para que quede exquisito y no se repita. Y huele que alimenta. Alta cocina política que mezcla sabores muy sutiles y que se debe servir en vajilla de porcelana sin intromisión de edulcorantes ni conservantes.