Normalmente suele predicarse lo de caliente del otoño, para hacer referencia a que las luchas obreras en defensa de sus derechos, animarán las cosas una vez superada la canícula. Además habida cuenta de la climatología que hemos tenido hasta ayer con nubes perpetuas y lluvias sin cesar, nadie en su sano juicio podía pensar que estamos en vísperas de un verano caliente. Sin embargo, es así. Y es que esa caja de sorpresas en que se ha convertido el PP a causa de la corrupción que todo lo impregna, nos depara cada día una nueva ocasión para el estupor.

A la impensable pérdida de la presidencia del Gobierno mediante una moción de censura que Rajoy siguió atentamente desde un bar tomando copas con sus íntimos, siguió su renuncia al acta de diputado y la vuelta a la plaza de registrador en Santa Pola. Dicen las malas lenguas que el primer día de trabajo llegó 50 minutos tarde a trabajar, pero no tienen en cuenta que ya no puede leer el Marca en el escaño.

Siguiendo con las sorpresas vino lo de Feijóo. Oyendo su discurso daba toda la impresión de que lo tenía pensado para anunciar que se postulaba como sucesor de Mariano, pero ya decíamos hace poco que las fotos no le iban a beneficiar, y da la impresión de que cuando iba a decir que sí, le llegó otro álbum que le disuadió. Así que a última hora optó por la marcha atrás, y el mensaje quedó como el tópico del galleguismo rampante: que sí pero no, pero todo lo contrario, aderezado con lágrimas de cocodrilo y de amor al terruño.

Para más sorpresas, el primero en dar el paso al frente ha sido Casado. Su credibilidad es tal que a veces uno duda si realmente será Casado o soltero convalidado. La imputación está a tiro de suplicatorio así que su candidatura está tocada del ala.

Y aparte quedan los outsiders y las dos divas que afilan sus cuchillos y se lanzan puyas. La Cospe se presenta utilizando un lenguaje muy moderno: su fe inquebrantable en el partido corrupto. Soraya se ofrece para conseguir la unidad de todos los que tiemblan con sus informes secretos. El verano viene calentito.