Raimundo Fitero
DE REOJO

Estar

Estoy hecho un lío porque me da por confundir ser con estar. Y viceversa. Vi una nueva entrega del programa “Cuando ya no esté” que Iñaki Gabilondo ofrece en #0 y que si tengo oportunidad lo veo con atención y en muchas ocasiones con admiración y hasta con la devoción por las buenas ideas llevadas a buen puerto. Entrevistar a jóvenes que dentro de veinticinco años serán influyentes en sus profesiones, es decir cuando Gabilondo presumiblemente será un recuerdo profesional, alguien que ha tenido mucha influencia en los medios de comunicación durante décadas. 

En la última entrega presenciada, cuatro jóvenes emprendedores, hablaban del futuro, es decir de ayer, aunque para los que vivimos en un hoy en diferido nos parezca un mañana de ciencia ficción. Dos mujeres y dos hombres, muy jóvenes, escandalosamente jóvenes con ideas técnicas importantes con fundamento ético, con una capacidad de emprendimiento fuera de la demagogia que nos colocaron ante un panorama que pude parecer imposible o simplemente que los viejos humanistas ideologizados nos resistimos a admitir como tangible. Y me encantó, primero de todo, la puesta en escena, la realización, el tono admirativo y humilde de Gabilondo, y algunas ideas magníficas, como que justamente los avances tecnológicos, coches sin conductor, manipulación genética, energía limpia, servirá para crear otro tipo de sociedad, otro tipo de terrícola, con una necesidad imperiosa de humanizarse. Y ahí viene el ser o estar. Por el simple hecho de estar, ¿se es? Todo lo que esas personas jóvenes decían con ilusión, con capacidad reflexiva, ¿será algo universal o estamos hablando solo de una parte de los miles de millones de habitantes de la Tierra? ¿Es posible intuir  una manera de democratizar los bienes y recursos para acabar con la saña del Capital?