Jon ORMAZABAL
Pelota

Oinatz recupera su esencia

El de Leitza, osado y pleno de acierto, se cala su tercera txapela del acotado de San Fermín ante Altuna III.

ALTUNA III 17

BENGOETXEA VI 22


Osado, rápido de pies, intuitivo, imaginativo. En definitiva, siendo más Oinatz Bengoetxea que nunca, el delantero de Leitza se caló ayer su tercera txapela del cuatro y medio de San Fermín, tras imponerse a Jokin Altuna en una final que respondió a toda la expectación creada, que no fue poca. En una Bombonera engalanada de blanco y rojo, con el termómetro por los aires, los dos pelotaris se vaciaron, pero el acierto se alineó con el delantero navarro y sus diabluras y efectos imposibles neutralizaron la magia del amezketarra.

Como si necesitara sentirse cuestionado, Oinatz Bengoetxea ha ido creciendo exponencialmente en este acotado navarro, al que estuvo muy cerca de renunciar antes de enfrentarse a Laso en Beasain, para ir paulatinamente, dejando en la cuneta a los mejores especialistas, primero de su empresa y ayer de todo el cuadro, al deshacerse del campeón absoluto.

Siendo fiel a sí mismo

Aquejado por una fascitis plantar que ha derivado en un edema óseo, el Oinatz Bengoetxea que vimos con la camiseta colorada de campeón, apocado, dubitativo y errático, no se ha parecido en nada al de estas dos semanas en las que, sin presión en sus espaldas, ha volado hacia su esencia.

Y es que no se puede decir que haya descubierto nada nuevo, sino que ha mirado hacia adentro para recuperar la alegría y, cuando Oinatz Bengoetxea se parece al mejor Oinatz Bengoetxea, suceden cosas como el partido de ayer en el que, sin estar mal, Jokin Altuna nunca se sintió cómodo en la cancha.

Básicamente, porque el puntillero de Asegarce no se lo permitió. Como ya había hecho en las eliminatorias previas con Urrutikoetxea y Olaizola II, consciente de que necesitaba toda la chispa de las pelotas para ejecutar su plan, Bengoetxea VI se lanzó a tumba abierta a por el partido desde el primer pelotazo, sin dejar que los peloteos se alargaran y jugando lo más cerca del frontis posible.

Tomó una primera renta en el 1-4, pero Altuna le demostró que él también se maneja en las distancias cortas, con lo que el partido, entre engaños, efectos, dejadas y ganchos que deleitaron al público se mantuvo bastante igualado hasta el 8-7, momento en el que los jueces dieron por falta un saque de Altuna que por la televisión pareció bueno.

Oinatz había recuperado la pasión por el límite y pegó el primer estirón ajustando milimétricamente sus remates a los ángulos de la jaula del Labrit.

Así fue como se adelantó 8-14 tras su primer y único saque directo, o 11-17 tras un dos paredes, pero Altuna III no había dicho su última palabra.

A pesar de que su rival parecía tocado por la varita mágica, el guipuzcoano se acercó 16-18, reacción que cortó Bengoetxea con otro gancho estratosférico.