Maider IANTZI
IRUÑEA
Entrevue
ALFONSO SÁNCHEZ-TABERNERO
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

«Tenemos una historia exitosa, empatía y proyectos»

Nacido en Salamanca en 1961, es licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Su currículum es muy amplio tanto en la actividad docente y organizativa como en la investigación. Es profesor de Empresa Informativa y ha dirigido el Máster en Gestión de Empresas de Comunicación.

El rector de la Universidad de Navarra, Alfonso Sánchez-Tabernero, nos recibe en el edificio central, con la fachada rematada por el escudo, rodeado de floridos jardines. Ha sido decano de la Facultad de Comunicación y sigue impartiendo clases allí, algo que se nota mucho en la entrevista.

¿Qué función cumple la Universidad de Navarra y qué retos afronta?

Las tres formas de servir son estas: educar, curar e investigar. Estamos en un mundo increíblemente competitivo; hay 25.000 universidades en el mundo. Por lo tanto, mi primer reto es que la Universidad de Navarra sea uno de los mejores lugares del mundo para estudiar. El segundo reto es que sea un lugar extraordinario para recibir asistencia sanitaria, y el tercero es que seamos capaces de hacer una investigación muy potente, que sea también muy útil para la sociedad.

¿Qué tipo de sociedad quieren contribuir a construir?

Una sociedad plural, respetuosa, en la que la gente se entienda y busque más el acuerdo que la confrontación, libre y solidaria. Estoy mencionando nuestros valores. Tenemos un proyecto basado en las grandes propuestas del pensamiento cristiano, que son las que han hecho grande a Occidente.

Desde su creación en 1952, ¿cómo evoluciona la Universidad?

La Universidad de Navarra nació pequeña, con muy pocos recursos, nació provinciana, local, sin una gran reputación, sin grandes posibilidades de investigación. En la medida en que se ha ido fortaleciendo, ha mejorado su reputación, tiene más recursos y ha emprendido proyectos. Hemos tenido unos primeros 66 años exitosos y estamos en una buena posición.

¿Cuántos alumnas y alumnos estudian aquí?

Tenemos un poco más de 11.000 alumnos, que se distribuyen así: unos 8.000 de grado, 2.000 de máster y 1.000 de doctorado. Somos una universidad de un tamaño mediano con un posgrado potente. Otro dato singular es que el 24% de nuestros alumnos son internacionales. En España hay 84 universidades y los alumnos internacionales son el 3%. En conjunto tenemos un 53% de chicas. Lo interesante es que esa proporcionalidad continúa después. Tenemos seis vicerrectores, tres mujeres y tres hombres. Decanas son un 40%. La clínica tiene dos sedes, Pamplona y Madrid, y tienen director y directora. Nuestro centro de investigación más potente, el CIMA, está dirigido por una doctora. No tenemos cuotas, lo que tenemos es sensibilidad y determinación de buscar la variedad. Que la mirada no sea masculina en la cúspide de la pirámide.

¿Cuántas titulaciones ofrecen y de ellas cuántas son nuevas?

Tenemos 38 grados, 37 másteres y 20 programas de doctorado. Para el próximo curso hay un grado nuevo que une política, filosofía y economía y que está dirigido a gente que quiere dedicarse a políticas públicas, gobierno, organismos internacionales… Asimismo, empieza en Madrid un máster en reputación corporativa de la facultad de Comunicación.

¿Cuáles son las líneas de investigación más importantes?

Tenemos 105 grupos de investigación, divididos en cuatro áreas: el mundo biomédico, para nosotros el más potente desde el punto de vista de producción de ciencia. Luego hay un mundo más de tecnología, donde está nuestra escuela de ingenieros que es muy fuerte. Hay un mundo de ciencias sociales y jurídicas, y luego están las humanidades, donde también creo que somos fuertes. Somos una universidad muy investigadora. Dedicamos 93 millones de euros al año a la investigación. Dinero que viene de convocatorias públicas. También de donantes. La Universidad va bien porque gasta lo que ingresa. La investigación tiene que ver con los profesores y con los cinco centros de investigación. Dos son biomédicos, uno de nutrición, uno de tecnología para la empresa y otro de ciencias sociales.

¿Cuántos trabajadores son?

Somos 5.100 empleados a tiempo completo, de los cuales el 80% están en este campus. En San Sebastián hay casi 400 personas y en Barcelona 100. En Madrid éramos 100 y ahora hemos crecido con la nueva clínica. Tenemos pequeñas sedes en New York, Munich y Sao Paulo con 10 personas en cada una. Hubo una crisis increíble y fue “solucionada” echando gente. Y nosotros no lo hicimos. Nuestra política fue “lo último es que alguien se vaya, pongamos en marcha nuevos proyectos, vendamos más la universidad fuera”. Buena parte del incremento de la internacionalización fue la respuesta a la crisis.

¿Con qué universidades tienen convenios?

Tenemos 17 facultades y cada una tiene de media convenios con 20-25 universidades. Hay más de 1.000 personas que se van con programas Erasmus y viene una cantidad parecida. Tenemos algunos convenios con Estados Unidos y países de América Latina. Es una universidad muy internacional donde se ve gente de muchos países y se oyen idiomas variados. También tenemos estudiantes asiáticos. Un tercio de los alumnos son internacionales, otro tercio de Navarra o zonas limítrofes y otro de otras regiones españolas. Hay mucha movilidad, también de prácticas. La experiencia del alumno debe ser internacional.

¿Qué oportunidades de empleo tienen las alumnas?

El 92% de los alumnos que acabaron la carrera en los últimos tres años están trabajando. Y el dato que me parece mejor es que el 91% está en un trabajo que tiene que ver con la formación que recibió. En el ranking mundial de empleabilidad QS Employability Ranking estamos en el número 48. Que alguien que ha acabado la carrera con 22, 23, 24 años se tenga que ir a Singapur o Londres es genial. Lo importante es que quien quiera volver pueda volver.

¿Pero salir es una necesidad o una opción?

Depende de los grados. En Medicina casi nadie sale. En los últimos años los estudiantes que más han salido han sido los de Arquitectura, porque ha habido una paralización de la actividad de construcción. Ahora vuelve a reanimarse y los que se han ido van a volver.

Educación ve viable que la Facultad de Medicina de la UPNA esté en marcha para 2019-2020. ¿Cómo toma la noticia?

Tengo muy buena relación con el rector de la UPNA, no solo personalmente, también institucionalmente los rectorados nos vemos con frecuencia. Hemos publicado recientemente un artículo conjunto en la prensa regional. Así como la UPNA respeta nuestras decisiones, yo hago lo mismo. Que la UPNA sea una buena universidad y que mejore es bueno para mí porque quiero el bien de las universidades y, en segundo lugar, porque deseo que Navarra sea conocida como un lugar muy potente en este ámbito.

Tenían la asistencia sanitaria de los empleados y jubilados que querían en la clínica por un acuerdo con el Gobierno navarro. Este no se renovó.

El acuerdo no se renovó en contra de nuestro deseo. Y hemos ofrecido a los empleados una póliza gratuita para que algunas partes de sus tratamientos se cubran en la clínica. Como me preguntas por un desencuentro con el Gobierno, también diré que después hemos tenido unos cuantos encuentros o acuerdos. Uno de ellos, quizás el más importante, ha sido la apuesta del Gobierno por la investigación biomédica, que nos ha favorecido. Con el Gobierno de Navarra no empezamos bien, luego fuimos mejorando y estamos en el mejor momento de la relación.

Es rector desde 2012, ¿cuál es la marca o la aportación personal que querría dejar?

Una cosa que me gustaría dejar es algo que ha salido durante toda la entrevista: la Universidad de Navarra es una institución que se entiende con la gente y con las demás instituciones, que busca puntos de acuerdo, que desea sumar, que tiene empatía, que tiene sensibilidad con el cambio social. Además, es una universidad con proyectos.

 

«El euskara es un bien, un punto de encuentro»

¿Qué lugar tiene el euskara en su universidad?

Nosotros consideramos que el euskara es riqueza cultural, un valor y, por tanto, todo lo que se pueda hacer para favorecerlo, potenciarlo, es excelente. Y esto no es una idea nueva: nosotros somos pioneros con la creación de la Cátedra de lengua y cultura vasca en 1964. El primer director fue Aita Barandiaran. Esa cátedra tiene ahora bastante actividad como lugar para promocionar el euskara, la etnografía, los estudios culturales… Estamos en una universidad muy internacional y, por tanto, no tenemos materias obligatorias en euskara, porque serían inviables. Lo que tenemos son materias opcionales, tenemos una gran actividad cultural que se articula en torno a la Cátedra del euskara y el Museo de Arte Contemporáneo, rotulamos las cosas en castellano, inglés y euskara; tenemos sensibilidad. Participamos en actividades que tienen que ver con la promoción del euskara y eso es estupendo. Tenemos que ser una universidad internacional que ama los idiomas de los lugares donde está como una riqueza y que los promociona y los difunde.

¿Y qué lugar tiene el euskara en Nafarroa?

Cuando uno va a Galicia, el gallego no es una herramienta de confrontación, el 100% de los gallegos aman el gallego. Unos hablan mejor, otros peor. Mi opinión personal es que algo hemos hecho mal cuando el euskara se ha convertido en elemento de confrontación. Algo hemos hecho mal, porque debería ser lo contrario. Debería ser riqueza cultural. El euskara es una riqueza y un valor que debe unir a la gente. Pienso que hasta ahora no lo hemos conseguido.

¿Qué compromiso tienen como universidad para conseguir eso?

Nosotros tenemos una capacidad limitada de tener impacto social y creo que en ese ámbito es más importante la posición de los líderes y partidos políticos. Nosotros lo que debemos mostrar es que el euskara es un lugar de encuentro, que es un bien y que nosotros que somos una institución no partidista, amamos un bien cultural. Y esto puede tener en cierto grado un efecto ejemplarizante. En el museo hemos hecho una cosa increíble que es Shakespeare en euskara. ¿Esto a alguien le molesta?

¿Qué opina de la manifestación contra «la imposición del euskara» de principios de junio en Iruñea?

Lo que puedo decir es que yo no fui. Lo que puedo decir es que mi perspectiva es que la política vive en el mundo de la dialéctica. Y que el modo de posicionarse es posicionarse en contra. Y esto a mí no me gusta. Estoy a favor de encontrar los puntos de encuentro y creo que eso es una cosa muy universitaria. ¿Qué es lo que nos une? ¿Podemos encontrar puntos en común? Y la política se ha convertido en encontrar puntos de desacuerdo. Y eso genera una falta de cohesión. Si yo digo que tú impones el euskara y otro dice que tú odias el euskara, no vamos a encontrarnos.M. I.