La convención del Partido Social Liberal proclamó oficialmente al ultraderechista Jair Bolsonaro candidato en las elecciones presidenciales de Brasil. «Mi candidatura es una misión» afirmó en un discurso en el que prometió que los militares tendrán un sitio en su gobierno. «Ustedes son el último obstáculo para el socialismo», afirmó .

A menos de tres meses de una votación de incierto resultado, este diputado que elogia la dictadura militar suscita un fuerte rechazo por sus posturas racistas, misóginas y homófobas. Pero muchos lo ven como un «salvador de la patria» frente a escándalos constantes de corrupción. Reúne a admiradores del militarismo, evangélicos o residentes en barrios de clase alta, pero también habitantes de favelas cansados de la inseguridad. El jueves reiteró su promesa de facilitar la posesión de armas, y encendió otra polémica al incitar a una niña a imitar una pistola con sus manos. Bolsonaro encabeza los sondeos para la primera vuelta, a menos que el expresidente Lula da Silva sea autorizado a participar, pero las mismas encuestas no prevén su triunfo en una segunda ronda. Su estilo provocador no ha sido obstáculo para ganarse al empresariado, pero ha tenido varios rechazos entre quienes ha tanteado para la vicepresidencia y no ha podido formar alianzas.