Raimundo Fitero
DE REOJO

Sucede

Hay cosas que no se cuentan mucho, pero suceden. Y suceden ante nuestras narices y no atendemos porque andamos a Rolex y no a setas. ¿Cuántos han sido los migrantes que han saltado la valla de Ceuta, cuatrocientos o seiscientos? ¿Han utilizado una violencia inusitada como se deja caer en informaciones policiales? ¿Han sido devueltos en caliente algunos de ellos? ¿Es posible controlar la situación de las miles de personas que llegan diariamente a las costas andaluzas? Todo esto sucede, al igual que un vicealcalde de una localidad ateniense asegura que calcula que han desaparecido más de cien vecinos. El mar Egeo no tiene más odiseas que contar. Por esos mares circulan unos mastodontes flotantes con miles de turistas. Los hay de cinco mil. Pero los hay de doce mil. ¿Vacaciones o autosecuestro multitudinario?

En Japón, al parecer gran país con miles de reportajes televisivos de propaganda, del que nos llegan avances tecnológicos, tradiciones ancestrales, cultura milenaria acaban de ejecutar, es decir, acaban de aplicarles la pena de muerte a los miembros de una secta que utilizaron hace tiempo el gas sarín. Esto sucede, como en USA, como en China, y nos parecen hitos de la civilización por su desarrollo. Y nadie mueve una pestaña. Miro de lejos a Nicaragua y Venezuela para intentar entender lo que sucede.

Veo en las pantallas y demás medios mucha preocupación por un sainete, las relaciones comerciales entre Corinna y el suegro de Urdangarin, ahora en versión secreta con el CNI sin Mortadelo y un fantasma: la titulación del jefe de la banda, Pablo Casado.

Como dicen, han encontrado antes agua en Marte, que los trabajos de este tiburón recién afeitado. Comprendo que sepan con sus sondas que hay una gran bolsa de agua, pero, ¿cómo saben que es salada?