Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

Calentamiento

Existe riesgo plausible de que Europa afronte en breve un desabastecimiento de cerveza. En pleno verano. En junio fue la crisis del dióxido de carbono, que provocó que en pleno mundial algunas marcas dejaran de suministrar barriles a los pubs ingleses por el parón en la producción de algunas empresas productoras de CO2. Ahora, una nueva amenaza se cierne sobre las amantes de las cañas, en este caso en Alemania, donde la sequía y las olas de calor podrían hacer que se pierdan hasta el 70% de los cultivos de cebada. Y no para ahí. Rusia, EEUU y Australia están entre las regiones del mundo que se han visto más afectadas por el calor extremo y la sequía de los últimos meses. Se calcula que este año habrá una escasez en el suministro de 490.000 toneladas de malta de cebada. Un sindiós.

Me pregunto si será la crisis de la cerveza la que, finalmente, haga despertar a millones de conciencias sobre la violencia del calentamiento global. Un estudio reciente del Instituto de Cambio Ambiental de la Facultad de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford ha llegado a la conclusión de que el cambio climático duplica las posibilidades de que se produzcan olas de calor como las que sufrimos y la Organización Meteorológica Mundial ha confirmado que 2017 fue el año más cálido desde que existe la estadística.

Puede que sea la cerveza (o su ausencia, mejor dicho) la que nos haga fijarnos en las crecientes concentraciones de dióxido de carbono (CO2), en el aumento del nivel del mar, en la reducción de los hielos marinos, en el inusual calor oceánico o en la acidificación de nuestros mares, entre otros fenómenos letales.

Hace tiempo que la naturaleza nos da avisos imposibles de soslayar, en forma de fenómenos climatológicos extremos: sequías prolongadas, lluvias torrenciales, granizos nunca vistos, tornados que hacen volar hayas centenarias... El futuro del planeta está en nuestras manos, y muchos piensan que es precisamente eso lo peor que le podía pasar. Pero frente al pesimismo, activismo. Beligerante, si hace falta. Que la hace. Y mucho.