La antepenúltima jornada del Europeo de Berlín vivió finales de muchísima emoción. Como la de salto de altura, en la que Mariya Lasitskene se convirtió en la reina europea después de tres títulos consecutivos de la española Ruth Beitia. La atleta neutral sufrió el pasado 13 de julio en Rabat su primera derrota en dos años. Después de 45 triunfos consecutivos, hubo de inclinarse ante la búlgara Mirela Demireva, que saltó 1,94 aquel día. Ayer se la devolvió.

Aunque se tuvo que exprimir al máximo. En su último salto, la alemana Marie-Laurence Jungfleisch afrontaba su tercer salto sobre el 1.98 que Lasitskene –bicampeona mundial en 2017 y 2015– ya había saltado para intentar ponerla nerviosa.

Sin embargo, la local se quedó sin tiempo para realizar su salto. Más osada fue Demireva, que pasó directamente del 1.94 a intentar el 2.00 al sufrir algún tipo de molestia muscular. Falló su primer intento y entonces apareció Lasitskene para saltar 2.00 en su segundo salto. Pero la búlgara, plata en Amsterdam 2016, quería ponérselo muy complicado y también lo saltó, igualando su mejor marca personal. Ambas se fueron directamente a por el 2.04 y ahí terminó por decidirse la final.

Un heptatlón al límite

Impresionante fue también el final del heptatlón femenino, que se resolvió con una prueba de 800 en la que no tomaron parte las alemanas Louisa Grauvogel y Mareike Arndt tras sufrir un accidente de coche cuando regresaban al hotel tras la sesión matutina que las obligó a ser ingresadas en un hospital.

Sobre la pista la británica Katarina Johnson-Thompson necesitaba aventajar en 13 segundos a la belga Nafissatou Thiam para arrebatarle el oro. Lo dio todo desde el inicio estirando el grupo y haciendo sufrir a la belga. Sin embargo, por solo tres segundos, Thiam se quedó con el oro. El abrazo entre ambas definió el calvario que vivieron.

Llegada brutal, igualada, fue también la del 110 vallas, con triunfo para el francés Pascal Martinot-Lagarde (13.17.163) sobre el neutral Sergey Shubenkov (13.17.165). Los 1.500 metros era la prueba para poder ver el hat-trick de los hermanos Ingebrigtsen. Pero solo fue uno, Jakob, el más joven –17 años–, el que se pudo llevar el gato al agua. Lo hizo con el oro tras liderar prácticamente toda la carrera.

La saga de los Borlée también sigue marcando un hito en el atletismo. Ninguno de los dos hermanos ganó, pero Kevin se anotó la plata y Jonathan el bronce en los 400 metros, solo superados por el británico Matthew Hudson-Smith (44.78). La carrera tenía su morbo por ver si Karsten Warholm lograba un doblete histórico tras haber ganado el día anterior los 400 vallas. El noruego vivió en sus propias carnes lo difícil de la hazaña, pues acabó último.

Listón muy alto para Vallés

Adrián Vallés fue el único vasco que compitió ayer, una jornada que registró viento cambiante y una bajada de la temperatura de once grados en la capital germana. En estas condiciones, el navarro, un pertiguista de 5.70 pero con 5.55 este año –5.61 bajo techo–, no pudo clasificarse para la final al no poder superar su primera altura de 5.16. «Me sentía bien físicamente pero tuve problemas de ajuste de carrera y esto de la pértiga es cuestión de metros», explicó el deportista.

«Esto ha sido un palo duro pero ahora hay que levantarse», añadió el iruindarra. La verdad es que los Europeos de Berlín han sido una especie de campeonato maldito para Vallés, ya que sus pértigas, extraviadas en los aeropuertos, no llegaron hasta este pasado jueves. En Amsterdam, hace dos años, logró colarse en la final y acabar undécimo con un salto de 5.30.

En la final de mañana no faltará el francés Renaud Lavillenie, favorito al triunfo, mientras que el polaco Robert Sobera no podrá defender el título de Amsterdam 2016 al quedar fuera de la final al quedarse con un 5.36 y no poder saltar el 5.51 –hace dos años ganó con un salto de 5.60–.