Ibon Ruiz: «Es muy bonito poder ganar en casa»
El debutante alavés sumó el sábado en Laudio su segundo triunfo como amateur tras el logrado en Zamora.
Ibon Ruiz (Gasteiz, 1999) celebró su segunda victoria en su debut como amateur el sábado en Laudio de manera especial al ganar en casa tras llegar hasta la meta una escapada en la que resultó clave Javier Ruiz de Larrinaga, veinte años mayor que él.
«Es muy bonito poder ganar en casa porque te ve la gente que siempre te ha rodeado, que saben quién eres y todo tu pasado. Nos escapamos muy pronto en el kilometro 45. Conocía a Javier, que hizo el primer ataque y me fui a por él. Poco más tarde entraron Zuazubiskar y Zhigunov. Illart dijo que no iba a pasar para no perjudicar al AMPO y entre los otros tres tiramos para adelante. Zhigunov iba más justo e hizo la entrada al puerto duro para que siguiéramos Javi y yo hasta que en el descenso nos pillaron Jon Polledo y Xabi Murgiondo. Yo tenía calambres y bebía para solucionarlo dando menos relevos. Sabía que el sprint me iba bien y por suerte pude ganar el mano a mano con Murgiondo, que a un kilómetro atacó con Illart y pude seguirles», explica su triunfo a GARA.
También fue muy especial su primera victoria en Zamora: «Salieron 130 kilómetros de carrera y 2.100 metros de desnivel. No está nada mal estrenarse en una etapa que se denomina reina en una Vuelta como la de Zamora. Aquel día veía que podía aprovecharlo, estaba en un momento muy bueno, los días anteriores estuvimos ayudando a mi compañero Kiko Galván, que se puso segundo y, tras quedarnos sin opción en la general, decidimos que me reservara para esta etapa. En el último puerto, que era muy duro, Eusebio Pascual se llevó a otros corredores y poco a poco a mi ritmo los seguí hasta cogerlos en el descenso. En la bajada tuve una avería, no me entraba el plato grande y me puse nervioso, pero la etapa acababa en un repecho muy duro y no me hizo falta. Más que un sprint fue un ataque desde lejos. Al principio no me podía creer que fuera el primero en cruzar la meta y entre que no podía sostenerme en pie del cansancio, lo intentaba asimilar como podía con mi primo y mi hermana allí en Zamora».
«Es difícil ser el más fuerte»
No es fácil para un debutante tener oportunidades en Lizarte: «Al final es ver quién está para disputar del equipo y sobre la marcha nos ponemos de acuerdo. Es complicado ser el más fuerte, pero nos vamos acercando a ellos para tener el mismo nivel y para disputar las carreras y para seguir ayudando al equipo». No tuvo dudas en elegir al Lizarte tras una charla con Juanjo Oroz y no se arrepiente. Ha corrido el calendario vasco y ya entró en el equipo de Bidasoa: «Era un principal objetivo y por suerte pudimos correrla. El primer día me caí y en la última etapa logré mi primer top 10 de la temporada, al que doy gran valor por el nivel que había».
También rozó el triunfo en Renedo: «Tuve una oportunidad muy bonita, seis nos fuimos en la subida y en el sprint hice segundo detrás de Kevin Suárez».
No le sorprende el nivel que da porque «confío mucho en mí y sabía que alguna opción podía tener. Me gusta la forma en la que ando, me considero bastante buen escalador y luego no se me dan mal los demás aspectos». De cara el futuro «me lo tomo con tranquilidad sin saltarnos ningún paso, para seguir dando pequeños pasitos para que ojalá pueda cumplir el sueño de poder ser profesional».
Marcado por tener a Oier Lazkano como rival
Ibon Ruiz comenzó a los once años en el ciclismo en el Aranako: «Me dijeron para probar en un entrenamiento, me gustó la bicicleta y el ambiente que había y empecé con la de monte y luego me dejaron una de carretera, cambié a una bici mejor. Me veía bien y seguí en el Aranako hasta que el segundo año junior fui a la Fundación Lintxu para correr Vuelta a La Rioja».
Su progresión se dio en categoría junior, en la que ganó su primera carrera el primer año y cuatro el segundo a pesar de tener como rival a Oier Lazkano, otro alavés de gran nivel compañero de generación que ya lleva cuatro victorias en su debut amateur: «El segundo año en juveniles hice veinte podios y en la mayoría ganaba él, es muy bueno. Empecé con Oier en la escuela de Aranako y luego cambió de equipo en cadetes. Se veía que se entrenaba mucho, yo me lo tomaba con más calma hasta cadetes y se veía que andaba muy bien y en juveniles fue todo el año un mano a mano».
Destaca las siete victorias logradas entre los dos e Iribar, una generación que permite confiar en el futuro: «Hay cantera y los de primer año nos hemos dejado ver con victorias o trabajando para que ganen los compañeros. Nos toca trabajar a los jóvenes. He tenido carreras con más libertad, pero si hay un compañero que está más fuerte se le ayuda. Ya habrá oportunidades». J.I.