La magia
En la primera estatal se emitía un programa dedicado a la magia que ha sido un relativo fracaso. Lo han retirado con insuficiente seis por ciento de audiencia y eso no es opinable. Era una suerte de espectáculo buscando talentos y ahí, en esa copia de fórmula, es donde ha perdido fuerza, pese a que se han visto números suficientemente sorprendentes. La memoria de magia y televisión es abultada y de una entidad innegable. Colocada la magia como un complemento de programas de entretenimiento tiene una funcionalidad subsidiaria. Como protagonista, necesita una depuración que no tenía “Pura magia”.
Pero en nuestras pantallas ha aparecido otra magia, la que tiene Zape Rivera, que ha borrado de su currículum en el congreso de los diputados un doctorado y dos másteres. Además de este pase de trilero ha logrado convertir su escandalosa abstención franquista en una denuncia contra el trabajo de doctorado de Sánchez, que parece no levantar cabeza. Los del PP de Zipi Casado, también se han abstenido en la exhumación, lo que deja a las claras que las derechas coloreadas, son pardas en su fondo y tienen unos anclajes franquistas que asustan, porque ya empiezan a no ocultarlas.
Másteres, doctorados, jurados, procesos académicos y universitarios, se han colocado en el discurso neo-político actual. Parece una alucinación, una mala borrachera, pero ha venido para instalarse. Y todas las sospechas de endogamia, de favores y otros trapicheos entre funcionarios y laborales universitarios están emergiendo de manera escandalosa. Se están recogiendo firmas para que se publiquen las listas de todos los que supuestamente han cursado los másteres de ese instituto de la infamia. Pero se acaba de saber que han desaparecido miles de correos electrónicos. O sea, la delincuencia con estudios va en serio.