Raimundo Fitero
DE REOJO

Las ganas

De nuevo, las fuerzas oscuras del neo-fascismo español, lanzan mensajes claros y evidentes para que las filas se aprieten. La mención de Aznar refriéndose al año 1934, que se corresponde perfectamente con aquello que dijo Zipi Casado, el tiburón blanco y azul, que le vaticinó a Puigdemont que le podía pasar lo mismo que a Companys, forma parte de esta campaña pregolpista que las extremas derechas disfrazadas van preparando con mucho deleite y complicidades. Lo de la exhumación de Franco y la colocación de la momia del dictador asesino en la catedral madrileña de la Almudena, en pleno centro, es una de sus jugadas. Una de ellas. Será un foco constante de concentración de todos los que levantan el brazo para que se les vea bien su pistolón sobaquero.

Tienen ganas, muchas ganas, porque se sienten despojados de sus privilegios, de su gobernabilidad de España, por la Gracia de Dios. Se llevan mal con los asuntos democráticos, y, como se comprueba una vez más, Catalunya les duele, en el bolsillo y en su idea totalitaria. Los medios de incomunicación que bailan al son de Zipi y Zape, se empeñan en mentir sobre asuntos tan sencillos como el paro, menor en Catalunya, la economía, mejor en Catalunya, del turismo, más extranjeros y menos españoles, pero más ingresos. Por cierto, la CAV no sale en el radar. Urkullu ha conseguido un perfil tan bajo, que solamente sabemos de asuntos de cemento e infraestructuras. Ya no hay política. O tienen muchas ganas de eso. 

Uno de los síntomas de una sociedad destartalada es cuando las elecciones se convierten en una amenaza que se arroja a los contrarios con saña. Las ganas que tengo de hablar de Quim Torra y de su manera de gestionar la situación, me impide un mínimo de sosiego. Lo aplazo. Soy incapaz de detectar con claridad en nombre de quién o quiénes habla.