No, rotundamente no. Las modas van y vienen y los pensionistas siempre hemos estado aquí, lo que ocurre es que hemos salido a la calle y nos hemos hecho más visibles. Nuestra presencia ha acaparado las miradas del resto de ciudadanos y ciudadanas y la de la clase política; nos hemos convertido en un tema de actualidad.

Los datos demográficos de Euskadi subrayan el envejecimiento de la población, informes que leídos con unas u otras gafas dan lugar a interpretaciones diferentes.

Para algunos se trata de aperturas de nichos en el mercado para montar sus negocios de centros de día, residencias, ayudas a domicilio y otros servicios que son demandados por la gente de edad para poder vivir con calidad en función de las necesidades que tienen. Todo ello con el consiguiente pago, pues ya sabemos que quien monta un negocio particular lo hace para ganar dinero.

Para otros, la población de edad avanzada se convierte en una excusa maravillosa bautizada, eso sí en inglés, Nagusi Intelligence Center, NIC. Según palabras del Diputado de Bizkaia, Sr. Rementeria «un centro que convertirá el reto del envejecimiento de la población en una oportunidad para desarrollar un nuevo sector de actividad y empleo».

Señores y señoras políticos y administradores de lo público, ajusten bien sus gafas y déjense de vender humo: el envejecimiento no es un reto es una realidad tan natural como la vida misma. Los pensionistas por supuesto que somos una oportunidad, pero no a futuro, sino en el presente, con nuestras necesidades y con nuestras dependencias, con nuestro derecho a tener una vejez de calidad.

Estar de actualidad supone en nuestra sociedad de la información aparecer un día sí y otro también en los medios de comunicación. Sin embargo, desconocemos, o no se nos informa de los objetivos reales y de los criterios que aplicarán las administraciones vascas para atender las necesidades de parte de su población. Si tecnológicamente queremos ser una sociedad avanzada, si queremos avanzar en el campo de la ciencia…, ¿qué modelo tenemos diseñado en Euskadi para la llamada tercera o cuarta edad? ¿Qué líneas de actuación de otras sociedades tomamos como referencia? ¿Queremos conseguir que la gente viva dignamente después de haber colaborado en la construcción de la sociedad vasca con su trabajo y sus aportaciones? ¿O por el contrario queremos ser modelo chanchullero donde unos pocos se reparten «la oportunidad» para agrandar sus beneficios?