Nagore BELASTEGI
DONOSTIA

La violenta «Trauma», basada en hechos reales que superan la ficción

La película que despedirá el primer día de la Semana de Cine Fantástico y de Terror trata, desde el género del horror, la dictadura chilena y la violencia contra las mujeres. Mediante violaciones extremas, la cinta de Lucio Rojas pretende hacer reflexionar a los espectadores.

La Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia arranca hoy con la película “Overload”, para la que no quedan entradas. También se han agotado las del resto de filmes que se podrán ver hoy, entre ellas la que cerrará la jornada, “Trauma”. Su director, Lucio Rojas, y una de las protagonistas, Dominga Bofill, acudieron ayer a la presentación de la cinta.

Ha pasado ya por medio centenar de festivales, aunque no ha podido estar en otros como Sitges, por su acusada violencia. «Hay quien dice que este tipo de películas no son adecuadas para estos tiempos, pero yo no estoy de acuerdo. Este tipo de películas son las que invitan al diálogo», afirmó el director. Aunque “Trauma” sea una cinta de terror, enmarca dentro de ese género dos temas palpables en Chile; la dictadura y la violencia contra las mujeres. Rojas dijo que cuando mezclas esos dos ingredientes el resultado puede no ser entretenido, pero siempre conseguirá remover algo dentro del espectador. Y ese es su objetivo.

Hasta ahora ha recibido buenas críticas, a pesar de su crudeza. O puede que gracias a ella, pues quienes lo han visto, como por ejemplo el cineasta gasteiztarra Paul Urkijo (“Errementari”), dicen que salen del cine con mala sensación en el estomago. Una crítica incluso apuntó a que se trata de una película de terror que habla más de política que algunas películas sobre política. «Herirá la sensibilidad de algunos, habrá gente a la que le parecerá excesivo… ¡pero todo lo que ocurrió en Chile es excesivo!», aseguró añadiendo que «seguimos siendo poco empíricos, vivimos en un universo machista en el que todos los hombres hemos caído».

Bofill también quiso opinar al respecto diciendo que «el presidente de ahora era ‘compi’ de Pinochet, y se lava las manos. La gente hoy en día vive como si nada hubiera pasado. No existe la conciencia de Alemania, o la de España con Franco –aunque todavía haya algún gilipollas–, así que es necesario mostrarlo. El cine no solo sirve para mostrar lo bello; no creo que una película violenta traiga más violencia, sino conciencia».

El sadismo real

Aunque las escenas de violaciones a mujeres sean muy violentas, se quedan cortas comparándolas con lo que realmente sucedió durante la dictadura chilena. Cuando Rojas comenzó a documentarse se topó con casos de mujeres que eran violadas continuamente, e incluso con una mujer que adiestraba a perros para que violaran a otras mujeres.

Preguntado sobre una escena concreta de la cinta, el director explicó que eran «habituales» las prácticas en las que introducían a una rata en la vagina de una mujer para después darle descargas, y que de este modo la destrozara por dentro. A su vez, destacó «el sadismo» que se daba solo dos o tres meses después del golpe de estado. «Parecía que lo tenían planeado desde hace mucho», subrayó indicando que le gusta mucho el cine fantástico pero que le inquieta mucho más el real.