Después del accidente en el que un británico practicando BTT en la comuna de Montriond, en la Alta Saboya francesa, fue muerto de un tiro por un cazador y otros casos no tan graves, al alcalde de otra pequeña comuna, a un centenar de kms. de la anterior, se le ha ocurrido en un bando municipal exigir a excursionistas y sobre todo a seteros, que circulen por la montaña con uno de esos chalecos amarillos fosforescentes, tipo carretera, pero solo los días de caza, esto es, los miércoles, jueves, sábados y domingos. Ante las críticas que proclaman “el mundo al revés”, el buen alcalde se defiende y habla de medidas de prevención porque «es preciso que los excursionistas estén bien visibles ante los cazadores. Un recogedor de setas, agachado en medio del bosque a cuatro patas es difícilmente visible» y saca pecho en el diario “Le Parisien”: «Hubiera podido prohibir la recogida de setas pero no lo he hecho… yo soy también cazador y recogedor de setas». ¡Bien por el comprensivo alcalde! Ya, ante el accidente mortal de Montriond, un diputado de la asamblea por el partido LREM (La République En Marche) cuando salió el tema de restricciones a la caza, había sugerido prohibir en su lugar la práctica del BTT y es que el lobo siempre será malo si solo escuchamos a Caperucita. El nuevo ministro de Ecología, François de Rugy, ha pedido a la federación de caza que «refuercen la seguridad», que eso de matar británicos a tiros está muy feo, no se hace, ¡caca!