Encrucijada
Dani Mateo está sufriendo un acoso mediático y político que es una muestra más del abismal retroceso democrático que se está apoderando de la vida cultural, social, política, policial y judicial. Dijo al salir de la citación judicial provocada por una denuncia de una asociación minoritaria de la Policía Nacional española, que se está acusando a un payaso por hacer su trabajo, frase que contiene toda la amargura de la desesperación ante la soledad y la incomprensión. Ya se asegura de manera rutinaria que se sonó los mocos con la rojigualda, y es obvio, e vidente, comprobable, que no hizo eso, sino que simuló en una actuación que se sonaba, lo que es bastante diferente y marca esa línea en donde se manipula todo para crear la máxima crispación y en este caso, para castigarlo, no por esa acción que puede ser desagradable, sino por todo lo que llevan haciendo en “El Intermedio” con el sanguinario asesino Francisco Franco. Eso es lo que les duele. Y han aprovechado esta ocasión para tomarse toda la venganza posible.
Le insultaron en la puerta de los juzgados, se hacen escraches en los lugares donde está anunciado para actuar, se le rescinden contratos por lo mismo, lo que está llegando a un punto de máxima salvajada, censura, intolerante hasta la náusea. Se le nota en la cara, en su tono de voz, en su tensión ante las cámaras en su trabajo diario. Es un acoso y derribo a un gran cómico, que junto a Wyoming ha logrado elevar la sátira política. Recuérdese que ambos ya estuvieron en los juzgados por un reportaje humorístico en el Valle de los Caídos. La encrucijada es del gobierno. La Fiscal General ha pedido prudencia a los fiscales ante estas exageraciones de la facción más ultra de la judicatura. Cuando el humor es perseguido, es el síntoma más claro de que la salud democrática está muy mal.