Viendo las actitudes represoras de la injusticia española respecto a titiriteros, raperos, y cómicos de toda prez, chocarse con un programa de la brutalidad de “Roast Battles” en el canal Comedy Central, nos sitúa ante una expresión radical que ensancha de manera rotunda los límites del humor, ese falso debate que se ha establecido debido a la inoculación de la censura en todos los que se dedican a mirar de manera sarcástica la realidad tozuda de los fenómenos políticos, sociales o personales, por culpa de un código penal represor y limitador de las libertades.

Curiosamente, en la versión española, lo presenta Dani Mateo, y el mecanismo es muy sencillo, dos cómicos o cómicas, se enfrentan con cinco chistes insultantes por cabeza. Un jurado formado por otros dos cómicos, decide quién ha ganado el enfrentamiento. Cuerpo a cuerpo, con lenguaje soez, procacidades y sin ningún tipo de corrección política, como si estuviéramos fuera del ámbito de la hipocresía conservadora, claramente escatológicos, con muchas connotaciones sexuales. Sin límites. Causan inquietud por su aparente agresividad.

Una vez vista la entrega española, pasaron una inglesa, de los creadores del formato y la sensación de ruptura absoluta llega hasta lugares que soliviantan al más punki. Un combate entre una cómica con parálisis cerebral, y un cómico con brazos y piernas con deformaciones. Pues ambos, hacían chistes sobre las deficiencias, de una manera que rozaba todas las convenciones y límites de lo asumible. Como dijo el conductor era claro que había una deficiencia de cromosomas. Acabé disfrutando de esta trasgresión, de esta actitud libertaria de los dos contendientes, cómicos conocidos que no utilizan el patetismo para hacer reír, sino a partir de sus propios cuerpos engendran chistes y discursos.