Entre las inscripciones recientes (2018) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO tenemos algunas curiosas como las “Tamborradas en España”, desde Andalucía, Aragón, hasta el País Vasco: «Crean un ambiente sonoro, fascinante y cargado de emoción, que suscita en las comunidades sentimientos de identidad y comunión colectivas». Otra llamativa y bienvenida es la “Música Reggae” en Jamaica y luego hay una que me llama más la atención (junto a la de las tamborradas) que es la reconocida a Suiza y Austria como “La gestión del Riesgo de Avalanchas”, «gestión que ha modelado la identidad de las poblaciones alpinas, a lo largo de siglos». Desde la leyenda de los San Bernardo Barry, perro que habría salvado más de 40 vidas en el siglo XIX (lo del barrilito de ron no está claro si se incluye), hasta las nuevas tecnologías y cartografía del riesgo, pasando por las herramientas de ayuda a la toma de decisiones por los profesionales de la montaña, «complementos modernos de los saberes tradicionales… enraizados en la cultura cotidiana de las comunidades… que subrayan la solidaridad en situaciones de crisis». En Francia, la comuna de Chamonix está en trámites para inscribir el “Alpinismo” en dicha lista de la UNESCO, y es que el concepto de “Alpinismo” resulta cuando menos difuso e inmaterial, aunque bastante material en el valle de Chamonix que hace una respetable caja con la mítica y mística alpina.