Reconquista
Ya están ahí. Ya están aquí. Bien pensado es lógico que en un lugar donde despedían a los piolines con un “¡a por ellos!”, sea donde Vox haya metido su zarpa en una institución democrática para pervertirla, someterla y contaminar a todos los tibios y veletas, es decir a Zipi y Zape, tan contentos ellos, por la noche electoral, tan banales, demagogos y cómplices por la mañana. Tan propensos a hacer de Vox su aliado estratégico. Lo de Susana Díaz y la guerra fratricida del partido llamado socialista, forma parte de la realidad en bruto, como lo de Adelante Andalucía, que es una muestra del retraso ideológico, de la falta de un mensaje político claro e identificable. No sirven ya los florilegios, ni la fragmentación, ni los golpes de pecho, es necesario reformular de una puñetera vez el campo político en el que se debe operar. Y yo, de nuevo, reclamo el abandono, por inútil, del postmaterialismo.
Los diputados electos al parlamento andaluz por Vox, tienen antecedentes peperos, militancia ultra, discurso retrógrado, ideas totalitarias y la más importante es su grito de guerra: Reconquista. Y su reconquista es volver al pasado franquista, acabar con las autonomías, las leyes de género, la bandera de la una, grande y libre. Y así sucesivamente para salvar a España. Y eso suena mal. Suena a represión, violencia, totalitarismo. Y lo peor es que coincide en gran parte de su ideario con Zipi y Zape. Catalunya se ha convertido en el fantoche a mover para justificar toda su caspa ideológica. Su supuesta homologación con los populismos de extrema derecha europea es una justificación más, un aval internacional.
La noche electoral trajo pánico, euforia química y fuegos artificiales. Entramos en fase de cálculos electorales pragmáticos y desmotivadores. Reconquistemos el hálito democrático o se nos comerán estos totalitarios reaccionarios.