Cuando se anuncia la terminación de una serie de éxito global como es “Big Bang Theory”, se abren las especulaciones sobre los motivos de la suspensión. El actor Jim Parsons que da vida a Sheldon Cooper ha manifestado que creen que ya han roído suficiente ese hueso y que es difícil encontrar historias que mantengan el nivel. Es una manera de explicar una visión de la industria, de las estrategias de producción, de saber retirarse a tiempo. Doce temporadas es un número redondo. Ya hay un spin off en marcha que va funcionando bastante bien, “El joven Sheldon”, que produce, además, Jim Parsons. Hay varios proyectos para crear otras series a partir de este cierre algo precipitado con algunos de los personajes más seguidos. El actor parece tener el mismo sentido del humor que su personaje en la serie y asegura que le cuesta tanto dar este cierre, como sacrificar a su perro. Y da una última recomendación a los productores y al casero del edifico donde viven los personajes: que arregle el ascensor que ha estado todos estos años estropeado.

La cuestión es que este año caerá está serie y se cerrará, asimismo “Juego de Tronos”, otro bombazo global, con una producción bastante potente. Y se anuncia que la industria audiovisual, en manos de plataformas que emiten en streaming, tiene previsto crear más de cuatrocientas series nuevas. El cruce es tan importante que “Roma”, una película bendecida por todos, ha tenido que ser estrenada en algunas salas para poder acceder a los Premios de Cine, porque es una producción de Netflix. Y se llevará grandes premios. Algunos le llaman contaminación, falta de respeto a los formatos, pero lo cierto es que los audiovisuales se ven de muchas más maneras que en las salas de cine y en los salones familiares, sobre todo en las otras tres pantallas, teléfono, tablet y ordenador.