El meollo
Los espontáneos en el mundo taurino son un subgénero romántico y trasnochado. Una rémora de una incultura generalizada que eleva a categoría de arte una artesanía de mataderos y salas de despiece. Por eso, ahora es difícil saber dónde esta realmente el meollo de cualquier circunstancia, evento, cosa o actuación de Inda, ese Villarejo de la no-información. Un agente simple, al servicio de quien mejor pague, siempre que sea muy a la derecha de cualquier derecha. Un militante de la sinvergüencería mediática actual. Un fake en sí mismo. Busca sitio ahora montándose una historia de las suyas en los pasillos de Telecinco. Para cagarse. Quiere hacer ver que le han agredido los de Podemos con una cámara en los estudios de Mediaset. Todo es mentira, todo es montaje, todo es fruto de la miseria ética de Inda. Que como buen espontáneo está reclamando una oportunidad en algún despacho a sueldo de los fondos públicos o reservados. Sea de Vox o de un supuesto partido iraní.
Porque el meollo quizás esté este fin de semana en la verbena retrógrada y autocomplaciente de la banda de Zipi Casado por un lado y por otro la actitud miserable del trío Iglesias, Montero y Echenique, con la siempre voluntad de incordiar de Monedero, es decir la imagen del desorden ideológico, del culto a la deficiencia política del líder. Y al cacao ideológico y de mala praxis de toda la estructura volátil de un partido de aluvión que se ha quedado en una reunión de vocacionales mitineros que ya saben lo que es un chalé en la sierra con piscina. Lo de Iñigo Errejón aliándose con Carmena para acceder de su mano al cielo de Madrid se puede analizar y seguramente reprobar, pero las reacciones de los jefecillos de Podemos han sido de una pobreza personal y profesional, que los coloca en la inanidad política. Esto huele a descomposición. Con retrogusto a IU.