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CRISIS POLÍTICA EN GRAN BRETAÑA

LOS ARREPENTIDOS DEL BREXIT

SE LES LLAMA LOS «REMAINER NOW» (AHORA PRO-UE). TRAS HABER VOTADO BREXIT EN EL REFERÉNDUM DEL 23 DE JUNIO DE 2016, HAN CAMBIADO DE IDEA Y MILITAN CON SIMILAR ARDOR POR SEGUIR EN EL BLOQUE EUROPEO. TODO ELLO CUANDO COBRA CADA VEZ MÁS CUERPO LA EVENTUALIDAD DE UN NUEVO REFERÉNDUM, SOBRE EL QUE CIRCULAN ENCUESTAS.

Gary Maylin se acuerda perfectamente de los meses que precedieron al referéndum. Y por qué el día de aquella consulta histórica decidió, como el 51,9% de los británicos, votar por el final de un difícil matrimonio de más de 40 años.

«Yo quería que Reino Unido recobrara su soberanía», se justifica ese hombre de 36 años, pelo corto y ropa informal, originario de Norwich (este de Inglaterra). «La región en la que vivía era de largo favorable a la salida. Mi diputado era pro-Brexit y, por tanto, llegué a la conclusión de que se podía responsabilizar a la UE de todos los problemas».

Pero si pudiera votar otra vez hoy, Maylin no duda de que lo haría a favor de la permanencia. «He llegado a la conclusión de que no conviene quedarnos solos. En el mundo actual, con Trump en EEUU, el auge de China, Putin en Rusia... es mucho más interesante ser fuertes en una Europa unida», sentencia.

Actualmente participa en la iniciativa “Remainer Now”, fundada por el eurófilo Andrew Davidson y se concentra en Westminster, junto con una decena de «arrepentidos», para tratar contar su historia a los diputados británicos, la historia de un brexiter que se ha convertido en militante contra el Brexit y no pierde la esperanza de convencer a otros brexiters para que cambien de bando.

Es la economía

El movimiento funda sus esperanzas en los recientes sondeos, que sugieren que en caso de nuevo referéndum –una opción rechazada por el Gobierno, pero que avanza entre la opinión pública y publicada– ganaría el seguir en la UE con un 54% (según una media de encuestas realizada por la organización no partidista What UK Thinks).

Esta evolución se explica sobre todo por el miedo a eventuales dificultades económicas tras el Brexit. «Si votaste para salir, pero sabes que la economía sufrirá, tus posibilidades para volver a votar por salir se reducen a la mitad», calcula John Curtice, profesor de política de la universidad de Strathclyde (Escocia).

Christopher Oram, barba poblada y vestido de verde, está en esa misma situación. En 2016, seducido por las promesas de los brexiters, les votó.

«Luego oí que íbamos a dejar el mercado único y la unión aduanera, fue un shock, porque el conservador Daniel Hamman había asegurado que eso no ocurriría», asegura este hombre de 28 años, que vive en el Dorset (suroeste).

Coste personal

«Las promesas que nos hicieron no se han cumplido», asegura, reconociendo que se siente avergonzado por no haber reflexionado más antes de depositar su voto. «Ni siquiera intenté informarme por mí mismo, Creí a pies juntillas lo que decían en la tale. Me dije a mí mismo: ‘Son diputados, sabrán de qué hablan’».

Para los «Remainer Now», su cambio de opinión les ha generado problemas. Maylin denuncia acoso en las redes sociales. Oram tiene problemas con su mejor amigo. «Es un tipo adorable, pero votó por partir y sigue pensando todavía que hay que salir de la UE. Eso ha creado tensiones entre nosotros y los amigos nos han exigido que no hablemos del Brexit en la mesa».

Otros han decidido dejar de hablarle. «Es triste. Todos tenemos derecho a cambiar de opinión», reivindica.