Febrícula
El rango diferenciador entre fiebre y febrícula es relativo, porque cada cuerpo tiene unas constantes propias. A partir de 38 es fiebre considerada grave. En ese estado febril, casi delirante, los sudores se acumulan, se sobrecargan las extremidades, no hay posición apacible en la cama, no se puede uno concentrar. Y cuando se resucita temporalmente y ve o escucha las noticias, se llega a la conclusión de que se ha desatado una campaña feroz de descalificaciones políticas, de ruptura con todo el posible equilibrio de los poderes, se están pasando por el forro de sus incapacidades todo vestigio democrático y se ha empezado de manera ordenada, bien diseñada, un camino de retroceso hacia posiciones reaccionarias que se irán acelerando.
Van sacando los objetivos más clásicos. Manifestaciones por la unidad de España, aseguran que van a cortar la ley del aborto, porque, según Zipi Casado, «si queremos asegurar las pensiones tendremos que tener hijos y no abortarlos». Están coordinados de manera precisa: una militante de Vox en Nafarroa ha sido expedientada porque su marido, que es médico, practica abortos. O sea, no hay manera de salir de este bucle. Y para colmo detienen a militantes de la izquierda abertzale en Gasteiz y Amurrio. Todo vuelve, y vuelve para empeorar lo existente, para remitirnos a los tiempos duros que se empeñan en revivir. El problema no es el Relator, el problema es la intransigencia, la urgencia que tienen estos golfos por volver al poder para seguir robando. El trifacio de Andalucía se va a repetir allá donde la ciudadanía se despiste un poco. Ellos tienen a su electorado movilizado, la respuesta debe ser contundente desde las posturas progresistas, ya que las izquierdas andan difusas y buscando el termómetro para saber si tienen fiebre o febrícula. Porque en estado de constipado ideológico lo están.