Alizia Saenz de la Cuesta y Anabel Egues
Presas políticas vascas
KOLABORAZIOA

Más motivos para la huelga feminista

Somos mujeres y presas. Así que lo tenemos bastante jodido porque somos invisibles por partida doble. Sin embargo, a pesar de estar encerradas no somos ajenas a lo que ocurre ahí fuera y os podemos asegurar que nos emociona ver cómo tantas mujeres seguís llenando las calles.

Desde aquí queremos aportar nuestro granito de arena y daros más motivos aún si cabe.

Como presas políticas y militantes feministas os queremos transmitir nuestra realidad entre estos muros donde las desigualdades entre mujeres y hombres son otros de sus pilares fundamentales. Las mujeres presas seguimos sufriendo una doble estigmatización. La cárcel, como sabéis, está hecha por los hombres y para los hombres. Las mujeres seguimos sin existir en las instancias y demás documentos que tenemos que rellenar a diario, donde somos «los internos». Tampoco tenemos los mismos espacios que ellos, no nos distribuyen como a ellos. En todas las cárceles el Estado español hay módulos de enfermería y tercer grado para hombres, en muy pocas prisiones existen para mujeres. Esto hace que las mujeres tengamos que vernos obligadas a ser cuidadoras de otras mujeres (muchas de ellas gravemente enfermas física y psicológicamente), que a muchas otras se les retrase el tercer grado hasta la condicional, o que se vean obligadas a trasladarse de cárcel para obtenerlo. La vestimenta de las mujeres presas siempre está sujeta a la censura (tanto propia como ajena) bajo la premisa traslada una y otra vez de que podemos «provocar a los internos» señalándonos y acusándonos previamente de cualquier conducta de acoso o agresión que podamos sufrir por su parte.

Las actividades que nos organizan en los módulos de mujeres siguen siendo las mismas que las de los colegios católicos: peluquería, costura, baile… y en las pocas actividades mixtas el control siempre se dirige hacia las mujeres, para que no olvidemos que debemos comportarnos en todo momento como «dios manda».

… y ni se os ocurra ser madres porque al ser presa política te señalarán constantemente y te harán sentir mala madre porque has abandonado a tus criaturas. Actualmente solo hay tres cárceles en el Estado español con módulos de madres, así que si decides optar por el ejercicio de la maternidad estando en prisión te toca elegir: o sacas a la criatura siendo bebé o acabas a cientos de kilómetros de tu gente. A esto se le añaden las dificultades que tenemos para mantener el vínculo con nuestras hijas e hijos menores: horarios de comunicaciones imposibles y escasos sin tener en cuenta las necesidades de las criaturas y salas de comunicación que no están adaptadas para realizar estos encuentros con menores.

Tampoco nos libramos de agresiones y de abusos. A lo largo de nuestros años presas hemos podido ser testigos de múltiples agresiones a compañeras presas tanto por parte de funcionarios como de sus parejas y de otros presos. Agresiones que, en su mayoría, siempre son silenciadas.

Estos son solo algunas de las expresiones de desigualdad que vivimos diariamente las mujeres presas encerradas en este espejo del patriarcado que es la prisión. Sumamos nuestras razones a todas vuestras razones para secundar sin paliativos esta huelga feminista. Así que salid a la calle, vosotras que podéis hacerlo, gritemos bien alto para que nos escuchan quienes nos invisibilizan, nos niegan y nos menosprecian.

Ya no pueden pararnos. La revolución y el cambio serán feministas o no serán. Un abrazo enorme para todas y un recuerdo inmenso para las que ya no están. Sin ellas nunca hubiéramos llegado hasta aquí.

Gora borroka feminista!