Del exilio al Parlamento, de HB al PNV
Fallecido apenas un mes después que Xabier Arzalluz, con Urbiola se va pura historia del movimiento abertzale en Nafarroa, una historia especialmente interesante porque no avanzó en línea recta ni le faltaron aventuras.
Aunque en las últimas décadas José Antonio Urbiola estuvo muy integrado en el PNV (presidió el Napar Buru Batzar entre 1992 y 2004) y centrado en la política institucional convencional, su filiación política y marco de acción fueron más allá: en la recta final del franquismo ya fue detenido por su labor como abogado, en 1980 encarcelado mes y medio por declaraciones hechas siendo vicepresidente del Parlamento navarro por HB y en 2005 reconocía públicamente en ‘‘El País’’ que «he ayudado varias veces a extorsionados, lo he hecho varias veces y otras no he dado en el clavo».
Pocas cosas pasaron en la Nafarroa del franquismo y posfranquismo sin que Urbiola no fuera protagonista, desde el histórico Aberri Eguna de 1967 al asalto policial a los Sanfermines de 1978, para cuyo esclarecimiento popular fueron claves las conversaciones policiales que él grabó.
El PNV le despidió ayer como «persona, burukide y abertzale ejemplar». En el homenaje realizado el día de San Fermín de 2016, cuando el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, le puso el pañuelo rojo al cuello, se pasó por alto que Urbiola no siempre fue jelkide. Aunque desde principios de los 60 militó –y codirigió– el PNV en la clandestinidad, muerto Franco inicialmente se decantó por la ruptura y participó en el nacimiento de Herri Batasuna, siendo parlamentario de esta formación hasta 1983, cuando la abandonó por discrepancias con su línea. Tras un paréntesis en Venezuela (donde ya había estado exiliado en los 70), retornó ya jelkide para siempre.
Animal político siempre, este agoizko de nacimiento falleció ayer en Iruñea a los 81 años.