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CRISIS PLANETARIA

El G7 elude comprometerse ante la enorme amenaza a la biodiversidad

El informe elaborado por expertos de medio centenar de países dio el lunes la voz de alarma: un millón de especies está en peligro de extinción en los próximos años. Una amenaza tan grave como el cambio climático que sin embargo ha sido recibida por parte de los miembros del G7 con una carta sin carácter vinculante ni medidas concretas.

Coincidiendo con la presentación en París del informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), foro mundial científico auspiciado por las Naciones Unidas, que alerta del peligro real de desaparición de un millón de especies existentes en el planeta, los países que integran el G7 aprobaron el lunes una carta sobre este asunto que apela a su «responsabilidad» pero que no tiene carácter vinculante. «Conscientes de nuestro papel y de nuestra responsabilidad (...), reconocemos la necesidad de medidas transformadoras, a la altura del desafío mundial que plantea la biodiversidad, y estamos decididos a asumir nuestra parte de la tarea», señala el documento firmado por los ministros de Medio Ambiente del Estado francés, Canadá, Alemania, Estados Unidos, Italia, Reino Unido y Japón, dentro de una reunión preparatoria en Metz para la cumbre que se celebrará el próximo agosto en Biarritz.

Los mandatarios de estas siete potencias mundiales admiten «los vínculos entre la protección del medio ambiente, el crecimiento económico y las desigualdades», así como que «los más pobres dependen de forma desproporcionada de la biodiversidad». Pero no llegan a concretar ningún compromiso ni ninguna medida a este respecto.

De hecho, el escrito no escapa a las grandes divergencias mostradas por Estados Unidos, desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca, y para sacar adelante un texto consensuado los otros países aceptaron el punto que dice que «EEUU reitera su intención de retirarse del Acuerdo de París y reafirma su firme voluntad de promover el crecimiento económico, la seguridad y el acceso energéticos, y la protección del medio ambiente». Se trata de una frustrante toma de posición ante la profunda e inminente amenaza que plantea el estudio, donde se afirma que una de cada ocho especies podría extinguirse próximamente, lo que supone un declive «sin precedentes conocidos en la historia» de la humanidad, advirtiendo además de que estas extinciones se están «acelerando» y provocando un grave impacto para la población mundial.

Precisamente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pidió ayer a la comunidad internacional esfuerzos para hacer frente a «uno de los mayores riesgos para la sociedad» e instó en particular a los países del G7 a liderar ese compromiso y adoptar «una acción urgente y ambiciosa».

«Una amenazante fotografía»

En concreto, el informe concluye que la media de abundancia de especies nativas en la mayor parte de los hábitats ha disminuido al menos un 20% desde 1900. Así, más del 40% de las especies de anfibios, casi el 33% de los arrecifes de coral y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados.

El cuadro es menos claro para los insectos, pero asegura que hay evidencias de que al menos el 10% de ellos está amenazado.

El documento ha sido elaborado por 150 expertos de 50 países y cuenta también con las contribuciones adicionales de otros 250 científicos que durante los últimos tres años han analizado los cambios de las últimas cinco décadas. Incluye escenarios posibles para los próximos años. El objetivo es que este trabajo sirva para fijar políticas para frenar la pérdida de la biodiversidad global en los próximos diez años durante la Convención de Diversidad Biológica que se celebrará en China el año que viene.

El presidente de la IPBES, Robert Watson, destacó durante la presentación que la «aplastante evidencia» del informe que incluye un amplio rango de distintos campos del conocimiento presenta una «amenazante fotografía», y aseguró que se trata de la mejor evidencia disponible para que se adopten decisiones, políticas y acciones. «La salud de los ecosistemas de los que nosotros y todas las demás especies dependen está deteriorándose más rápidamente que nunca. Nosotros estamos erosionando los principales fundamentos de nuestras economías, sociedades, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo», expuso.

Un mensaje «muy claro»

Los codirectores del informe, la argentina Sandra Díaz, el alemán Josef Settele y el brasileño Eduardo Brondizio, alertaron de que la situación está produciéndose tan rápido que incluso se podría poner en riesgo el futuro de los hombres en el planeta. «Es un mensaje muy claro. Todos los gobiernos tienen que actuar. No es una metáfora, es una evidencia», insistió Díaz. Settele afirmó que la pérdida de ecosistemas, especies, poblaciones salvajes, variedades locales, plantas y animales domesticados que están colapsando, deteriorándose o desapareciendo es «resultado directo» de la actividad humana y constituye una amenaza directa al bienestar humano en todas las regiones.

Por otro lado, el informe advierte también de que esta falta de progreso en la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales no permitirá alcanzar las 20 Metas de Aichi, acordadas por el Programa Mundial de Medio Ambiente de la ONU para frenar la pérdida de bioviersidad en 2020, y si no se alcanzan tampoco en 2030, supondrá asimismo sucumbir en el 80% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la pobreza, el hambre, la salud, el agua, las ciudades, el clima, los océanos y el uso de la tierra.

Así, los expertos concluyen que la pérdida de biodiversidad no es solo un asunto medioambiental sino también una cuestión de desarrollo, económica, de seguridad, social y moral.

 

Unai Pascual, profesor en BC3, es uno de los autores del informe

El profesor de Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change Unai Pascual (Gasteiz, 1973) es unos de los principales autores del primer informe sobre la “Evaluación de la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas” publicado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). El documento fue aprobado la semana pasada en París durante la séptima sesión del plenario del foro. Según ha explicado el BC3 con motivo de su presentación, este es el primer informe de este tipo desde que se publicó la «trascendental» Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en 2005, y también el primero de carácter intergubernamental.

Después de tres años en desarrollo, con un coste total de más de 2,4 millones de dólares estadounidenses, la Evaluación Mundial de la IPBES se basa en casi 15.000 estudios, incluyendo trabajos científicos e información facilitada por los gobiernos. También es la primera evaluación mundial que tiene en cuenta y examina sistemáticamente los conocimientos, problemas y prioridades de comunidades indígenas y locales a nivel mundial.

Unai Pascual, doctor en Economía y Política Ambiental, profesor Ikerbasque en el equipo científico del BC3 e Investigador Sénior de la Universidad de Berna, cree que «la degradación acelerada de la naturaleza, tanto respecto a la pérdida de biodiversidad como de ecosistemas, es uno de los problemas más importantes al que se enfrenta actualmente la humanidad, y esto está íntimamente los desafíos que plantea la crisis climática». «No podemos enfrentar con éxito la actual emergencia climática si no tenemos en cuenta las múltiples contribuciones de la naturaleza al bienestar humano», añade en la nota del BC3, para concluir que «el desafío global de la crisis climática, siendo clave para la humanidad, es la punta del iceberg de la emergencia ambiental global. Es crucial priorizar la puesta en marcha de medidas para revertir la degradación de la naturaleza para poder enfrentarnos de forma efectiva y equitativa a la crisis climática».

Durante la presentación el lunes en la sede de la UNESCO en París, los autores del informe expusieron que no es demasiado tarde para revertir la amenaza, pero solo si se empieza ahora a todos los niveles, de lo local a lo global. «A través de un cambio transformador la naturaleza podrá todavía ser conservada, restaurada y usada de manera sostenible, esto es clave para alcanzar la mayoría de otros objetivos globales. Queremos decir a través de un cambio transformador, fundamental, de reorganización del sistema a través de factores tecnológicos, sociales y económicos, incluidos los paradigmas, objetivos y valores», indicó el presidente de la IPBES, Robert Watson.GARA