Raimundo Fitero
DE REOJO

En línea

Encanta saber que los amigos siguen en línea. Y cuando están escribiendo me excito. Todos andamos entre el fútbol y las campañas electorales en plena proliferación de memes, chorradas o grandes asuntos que pueden conmocionar si bien no el mundo, al menos mi mundo. En lo de la campaña electoral y dónde poner los huevos, la cosa está muy clara para los convencidos recalcitrantes, pero cundo miramos a Nafarroa, con Osasuna a punto, pensamos que un despiste, un ataque de vagancia, puede ser fundamental y se necesita seguir siendo mayoría para tapar a la reacción navarrera, meapilas y vengativa. Por otros lares, la atención debe ser similar, pero parece que los márgenes son más amplios. No sé exactamente qué digo. 

Tengo que decir que me sorprende la atención mayoritaria, profusa y constante sobre Rubalcaba y su estado de salud que parece irreversible. Sánchez suspendió una reunión en Rumania con la Unión Europea, voló urgentemente, ha paralizado todas sus salidas y si bien se entiende en lo personal, no me parece muy razonable este despliegue en lo político. Vale, es campaña. Las encuestas siguen dando alas al partido zombi y resucitado en una noche abrileña. Pérez Rubalcaba es una historia interminable de la comunicación política. Muchos fuimos sus admiradores por su capacidad de enmarañar todo, de su lengua viperina, de su condición de político veinticuatro horas, siete días a la semana. El noventa y cinco por ciento de las veces estaba en desacuerdo o me afectaba de manera directa su acción política, pero me encantaba sus sibilinas formas.

Seguimos en línea con intervenciones de candidatos que nos dejan con los ojos saltones. Los mensajes son todavía generales, como de segunda vuelta, pronto deberán bajar a la realidad, a los semáforos, las basuras y los parques.