Ha sido morirse Rubalcaba y descubrir a cientos de miles de seguidores de toda condición social y tendencia política. «Un patriota» dicen algunos a preguntas de los medios de propaganda; «un hombre de Estado» dicen muchos y lo dicen como cosa buena hasta declarados cosmopolitas con pasadas veleidades anarquistas.

De los GAL, nada. De la elaboración de leyes ad hoc para los desafectos al régimen del 78, tampoco. Ni siquiera de las redadas activadas desde Interior o sobre el endurecimiento de las políticas inmigratorias, nada acerca de los millares de deportados o sobre la construcción de vallas alambradas para los que huyen del hambre y de las guerras. Un patriota al servicio del Estado y, por ende, del Capital. Y punto.

Vuelve el tricornio acharolado a nuestras calles. En Iruñea desfilaron con honor como su divisa, el grueso de los votantes de VOX de la ciudad (Avda. de Galicia para más exactitud) y lo hicieron de uniforme para solaz de UPN, Cs, PP y PSN. Celebraban todos ellos, al alimón, el 175 aniversario de la fundación de tan honorable y benemérito cuerpo. 175 años de una historia siempre en defensa del débil y de la democracia. Como la Legión, la Conferencia Episcopal y la CEOE.

El Opus Dei, otra de las instituciones democráticas beneméritas para con los oprimidos y desvalidos, celebra hoy, con el conjunto de los católicos, así lo ordena el Santoral, la fiesta del Beato (al tener un milagro en su haber) Álvaro del Portillo, mano derecha de San Josemaría Escrivá. Un 12 de mayo hizo su primera comunión. Sin duda dos hombres al servicio de Dios, al de España y más allá.

En lo cultural, el diario Marca pudo, por fin, reflejar la derrota del Barça. En lo artístico, por tan solo 88.000 euros de lo público, los españoles ya pueden contemplar, en las paredes del Congreso de los Diputados en Madrid, a su rey en sus labores: sentado y rascándose los huevos. Maravilloso. La reina no aparece al fondo. Es un detalle.