Itziar Ziga
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Evita y el feminismo victorioso

Yo no sabía nada de Pat Nixon hasta que he leído cómo los golpes de su marido, ese vil presidente que no quería parar jamás la Guerra del Vietnam, la llevaron varias veces al hospital. Corro a buscarla, maravillas de internet. Necesito ver su luz, además de su dolor. Se me graban para siempre sus irresistibles hoyuelos cuando sonríe. La llevo conmigo, lucho también por ella. Aunque murió hace veinticinco años y no podíamos ser más distintas. Ninguna mujer elige ser maltratada y ninguna mujer es, por encima de todo, una mujer maltratada. Da igual lo trágica que nos parezca su vida, incluso su muerte. 

Tampoco ninguna mujer puede librarse del patriarcado. Ni a ella misma, ni a sus hermanas, ni a sus amigas, ni a sus hijas. Nunca olvidaré las lágrimas de mi amona, atávicas, desgarradoras, uterinas, cuando le confirmamos la violencia de mi padre. Ella que nos repetía: «no te fíes de un hombre, cuando lo veas llorar, que con lágrimas te dice, vaya palo te voy a dar.». 

Las mujeres y todas las parias de género hemos sido siempre confidentes de nuestros horrores, rompiendo el secreto impuesto por el patriarcado y por esos machos concretos que nos dañaron. De pronto sucede, conoces a otra, vibras, te sientes dichosa y sostenida. Entonces, brotan los dolores de la violencia que has soportado. Los tuyos, los suyos, los de tantas. Y nunca volverán a doler igual, porque ya no estás sola. Tienes amigas, tienes refugio. Y es maravilloso cuando descubres que, además, hay un plan revolucionario llamado feminismo.

Trump ha comparado a Alexandria Ocasio-Cortez con Eva Perón, no queda muy claro si para bien o para mal. Ella ha respondido con grandes frases de la gran Evita: «sé que, como cualquier mujer del pueblo, tengo más fuerza de la que aparento». Fueron, mi amatxo primero y mis amigas argentinas después, quienes me infundieron el amor por aquella mujer de origen humilde pero confuso que logró el sufragio femenino en su país y que montó refugios para mujeres maltratadas. Dijo que el siglo XX era del feminismo victorioso, ¡te maravillaría el XXI, Evita!