El número de fallecimientos en las cárceles del Estado español tuvo un repunte preocupante en 2018, volviendo a cifras de hace una década que se daban ya por superadas. En total fueron 210 muertes el año pasado de personas cuya vida y su salud dependían de las autoridades penitenciarias. 33 de esas personas se suicidaron y 62 fallecieron a consecuencia de una sobredosis de drogas. 105 presos murieron por causas que se califican como «naturales». De ellas, 59 lo hicieron en la propia cárcel y 46 después de haber sido hospitalizadas.

En cuanto a 2017, el número total de personas presas muertas fue de 147. De ellas 28 a causa de sobredosis de drogas y 27 por suicidios. Esto supone que el pasado año se produjo un incremento del 42,85% de los fallecimientos totales, y de nada menos que del 121,4% (más que duplicar) de crecimiento de las muertes por sobredosis.

Desde 2009, cuando hubo 224 fallecimientos, en ningún año hasta el pasado 2018 se habían superado las doscientas muertes en prisión.

En 2018 en las cárceles vascas se produjeron dos muertes, que se dieron en la prisión de Basauri. Se definen oficialmente como muertes «naturales». Llaman la atención las cifras de los centros penitenciarios de Puerto 3, en la que se produjeron 13 muertes, Sevilla 2, con 12 fallecimientos, y Sevilla 1, con 10. Son las únicas cárceles con más de la decena de decesos.

Son datos remitidos por el Gobierno al Congreso, a petición del diputado de EH Bildu, Jon Iñarritu, que se interesó también por saber cuáles son las enfermedades por las que se produjeron los fallecimientos, a lo que no se ha dado respuesta alegando la legislación vigente en protección de datos.

95 muertes este año

Si los datos anteriores proceden de fuentes gubernamentales, hay una cuenta de twitter (@Tampm_NECROLOGI) que lleva la contabilidad de las muertes que se producen en las cárceles del Estado español y que lleva contabilizados 95 fallecimientos en lo que va de 2019.

La dirección pertenece al colectivo “Tu abandono me puede matar”, que se reivindica como Asociación de trabajadores penitenciarios en busca de dignidad profesional. El último fallecimiento que reseñan se produjo en la madrugada del 7 de julio en la cárcel de Murcia, en la que un interno se hizo cortes en el cuello y los brazos con una lata de atún de las que se pueden comprar en el demandadero de la prisión. Su compañero de celda dio la voz de alarma.

Cuatro muertes en Zaballa

Cabe recordar que en lo que va de 2019 se han producido ya cuatro muertes en la prisión alavesa de Zaballa. Según los datos remitidos por el Gobierno al diputado Jon Iñarritu, dos de estos presos, de 22 y 24 años de edad, se suicidaron, mientras que otros dos, de 28 y 30 años, indiciariamente murieron por sobredosis de drogas.

La respuesta gubernamental recoge que «en los últimos años se viene observando un incremento de ingresos en el centro penitenciario por parte de personas cuyo perfil les sitúa en una situación grave de vulnerabilidad: internos jóvenes, baja formación académica, con un historial toxicofílico dilatado cuyo inicio se remonta a edades tempranas (preadolescencia). En muchos casos presentan enfermedades mentales y/o trastornos de la personalidad, así como situaciones de desestructuración y abandono social».

EN CIFRAS

42,8%

Es lo que se han incrementado las muertes de personas presas entre 2017 y 2018.

1.682

Son los presos que han muerto en la cárcel en los últimos 10 años.

95

Son los fallecidos en las cárceles del Estado español en lo que va de 2019, según una asociación de funcionarios de prisiones que lleva el recuento en Twitter.