Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

El fin de los privilegios

Un sondeo publicado ayer por el dominical galo de referencia reveló que en plena polémica sobre las violencias policiales la mayoría de la ciudadanía francesa sigue confiando en sus uniformados. Ni el centenar largo de fracturas craneales, ni las decenas de ojos reventados, ni el puñado de manos cercenadas que se han registrado en las manifestaciones, protestas y eventos sociales de los últimos meses parecen alertar a la opinión pública francesa sobre la proporcionalidad de determinadas intervenciones policiales. Tampoco lo ha logrado la muerte del joven monitor de tiempo libre Steve Maia Caniço, desaparecido hace cinco semanas cuando los antidisturbios disolvieron entre humo de gases lacrimógenos uno de los conciertos organizados en Nantes en el marco de la Fiesta de la Música. Su cuerpo acaba de reaparecer en el Loira; el informe policial sigue en el fondo opaco del ministerio de Interior. Y tan inquietante como la aparente conformidad de la sociedad francesa es la ausencia de respuesta administrativa, la tímida réplica judicial y la vergonzosa falta de interés informativo por parte de gran parte la prensa, más preocupada en conocer la agenda de las consortes del G7 durante su particular cumbre de Ezpeleta. Tal día como ayer, los revolucionarios de 1789 proclamaron la abolición de los privilegios nobiliarios y eclesiásticos. Olvidaron suprimir otros.